“El riesgo es que los privados no puedan fondear estas adiciones al sistema de distribución y Pemex no cuente con recursos para resolver los cuellos de botella existentes”.
Fuente: El Financiero
  
BLOOMBERG
 
México acaba de complicar aún más la competencia de las empresas extranjeras en su naciente mercado de combustibles. Esta semana, se revirtieron dos normativas que apuntaban a facilitar la inversión privada en el sector energético, medida que refleja la oposición del presidente Andrés Manuel López Obrador a las reformas de libre mercado de su predecesor.
 
El miércoles, un tribunal federal revocó una normativa que exigía que Petróleos Mexicanos (Pemex) permitiera a terceros acceder a su capacidad de ductos y terminales de almacenamiento de combustible durante ciertos periodos. Además, Pemex podrá fijar libremente el precio de las ventas de combustible a mayoristas luego de que la Comisión Reguladora de Energía (CRE), anulara un acuerdo que frenaba esta práctica hasta que las empresas privadas hubieran alcanzado 30 por ciento de la participación de mercado. Hasta septiembre, tenían 8.8 por ciento del mercado, según datos de la Secretaría de Energía.
 
“La señal que manda al mercado es que los privados tendrán que desarrollar su propia infraestructura para operar y en un esquema de precios asimétrico”, dijo Ixchel Castro, gerente de mercados de refinación de petróleo para América Latina de Wood Mackenzie. “Pone piedras en el camino de la iniciativa privada para una competencia equilibrada con Pemex”.
 
Ambiente complejo
 
López Obrador se ha opuesto firmemente a las políticas de su predecesor que, en 2014, abrieron el mercado de la energía a la inversión privada después de casi ocho décadas en las que Pemex tuvo el monopolio del sector. Su gobierno ha suspendido competitivas subastas de petróleo y los acuerdos de empresas conjuntas con Pemex en sus campos petroleros. También encargó a Pemex y la Secretaría de Energía la construcción de una nueva refinería de 8 mil millones en Tabasco, con el objetivo de hacer que México sea autosuficiente en la producción de combustible y reducir la influencia de los mercados mundiales de petróleo.
 
Los últimos cambios son “indicativos” del entorno político más complejo que enfrentan los importadores de combustible bajo el nuevo gobierno, dijo Rajan Vig, fundador de la empresa de comercialización de petróleo Indimex Marketing and Trading, en México. “Está tratando de darle a Pemex más poder”, señaló Vig.
 
Pemex va rumbo a registrar 15 años de disminución en la producción de petróleo y tiene dificultades para reducir su deuda de alrededor de 100 mil millones de dólares, la más alta entre las petroleras. Si bien un creciente número de pares extranjeros, como BP, Chevron y Exxon Mobil, ha comenzado a importar su propio combustible, muchos minoristas de gasolina continúan dependiendo de Pemex para la mayor parte de sus necesidades de suministro debido a la falta de infraestructura en el país.
 
“El riesgo es que los privados no puedan fondear estas adiciones al sistema de distribución y Pemex no cuente con recursos para resolver los cuellos de botella existentes”, dijo Castro.