Las firmas estatales del altiplano podrán operar en el país. Mientras se negocia cómo cubrir el gasto de los hospitales públicos, Evo autorizará más compras estatales a empresas argentinas
Fuente: Cronista
   
Ezequiel M. Chabay Mauricio Macri y Evo Morales pusieron paños fríos a una relación que tuvo sus sobresaltos desde diciembre de 2015 y celebraron ayer un encuentro de trabajo en la Casa Rosada, previsto un año atrás, pero que se venía postergado por “problemas de agenda” y desencuentros en los principales asuntos que hacen a la relación bilateral. Superados los temas espinosos, pasada la polémica por el decreto migratorio destinado a expulsar a extranjeros que delinquen, la distribución de efectivos militares para tareas de seguridad y vigilancia en la frontera, y la exigencia de dar atención a turistas argentinos en hospitales bolivianos, llegó el momento del reencuentro en Buenos Aires, como ocurrió en vísperas del inicio del mandato de Macri -con partido de fútbol en La Bombonera.

Tras lanzar su candidatura para un cuarto período presidencial con un acto en La Matanza frente a la numerosa comunidad boliviana residente en el país, el mandatario de origen aymara recorrió el lunes por la mañana la base aérea de El Palomar en compañía del jefe de Estado argentino, donde inspeccionaron un modelo de avión Pampa que Bolivia analiza comprar para reforzar el control de su espacio aéreo. Luego siguió una reunión de trabajo en la casa de gobierno, con almuerzo de por medio.

En declaraciones a la prensa, Macri destacó la apertura de Bolivia para la renegociación de la provisión de gas, acordada en febrero, por el que se redujeron los envíos mínimos contractuales de energía, según la demanda estacional, a cambio de un reajuste de precios, por el que igualmente el Gobierno pretende ahorrar varios millones de dólares. Morales, en tanto, destacó que la empresa eléctrica boliviana, ENDE, fue autorizada a operar en el sistema eléctrico argentino, y anunció que la petrolera estatal YPFB comercializará gas mediante empresas del sector privado nacional. De igual modo, los presidentes discutieron los avances del acuerdo de cooperación en materia de salud que se negocia bajo los principios de “equidad y reciprocidad para la atención sanitaria”, con el objetivo de fijar un mecanismo de compensación de costos por los servicios que miles de bolivianos reciben en hospitales públicos de la Argentina.

El Gobierno destacó que Bolivia haya aceptado abrir sus compras públicas de material hospitalario a las empresas de salud argentinas, lo cual podría redundar en negocios en alza, teniendo en cuenta el plan oficial de Evo de construir decenas de hospitales en el altiplano en los próximos años, además de los ya anunciados centros de medicina nuclear con tecnología argentina, ya comprometidos desde 2017. Como en otras instancias a nivel regional, Evo no se contuvo a deslizar una crítica al gobierno de Macri y, evocando su encuentro con expatriados, subrayó que los bolivianos aquí radicados vienen teniendo “problemas con los textiles”, sin decir más. Un extenso comunicado de ambas cancillerías resumió el encuentro, pero nada dijo sobre las notorias diferencias sobre cómo abordar la crisis social, política y humanitaria en Venezuela, ni el vaciamiento propiciado del Unasur y su reemplazo por otro foro, ni la pretendida intención boliviana de sumarse a la organización de la Copa del Mundo de la FIFA en 2030.