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CRISIS. La avalancha de muebles de melamínicos chinos ha obligado a los carpinteros a fabricar marcos y puertas con madera de menor calidad, pero más baratas para el consumidor. Un 30% de las carpinterías en Santa Cruz han cerrado y un 40% se encuentra en cuarentena.
El Mundo.- Un 30% de las carpinterías en Santa Cruz han cerrado y otro 40% está en cuarentena, es decir que no se sabe si van a seguir fabricando productos de madera o van a cerrar. Ese es el panorama que ha dejado la avalancha de importaciones y por la cual los carpinteros han declarado el 2015 como año del desastre.

En Santa Cruz hay cerca de 1.000 carpinterías. Mientras el presidente de la Federación Departamental de Carpinteros Artesanos de Santa Cruz, Estanislao Gonzáles, utilizó la palabra “desastre”, el presidente de la Asociación de Madereros de la provincia Ñuflo de Chávez, Humberto Arancibia, catalogó el duro momento del sector maderero como “catastrófico”. De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), hasta agosto el sector maderero registró un déficit comercial de $us 700.000.

De enero a agosto lo que Bolivia importó en productos maderablez alcanzó $us 45,2 millones, mientras que lo exportado llegó a $us 44,5 millones. Según Estanislao Gonzáles, lo que ha obstaculizado la comercialización de productos bolivianos es la excesiva importación de muebles chinos de melamínico. “Un ropero de dos metros por 1,80 se encuentra en el mercado en Bs 1.200, tiene un acabado fino, elegante, pero de muy baja calidad el material con el que ha sido fabricado porque es aserrín prensado y muchas veces es cartón prensado.

En madera eso llega a costar aproximadamente Bs 3.500 entonces se puede imaginar que la gente ya prefiere comprar muebles chinos de melamínico, pero sin darse cuenta de que eso a larga va ser un perjuicio contra su economía, no le va durar el tiempo como dura un mueble de madera”, explicó Gonzáles. Un problema adicional para los carpinteros es que la madera que compran es muy cara y no de la misma calidad de años atrás. La fabricación de muebles bolivianos dejó en el olvido a la madera mara, ahora se utiliza el roble y cedro para muebles, y tajibo para marcos.

Para seguir subsistiendo los carpinteros han optado por fabricar marcos y puertas con madera jichituriqui y curupaú, especies más baratas y de menor calidad que se adaptan al bolsillo de la gente. Humberto Arancibia indicó que un problema aparte para el sector maderero es la cuestión del pago del doble aguinaldo, algo díficil de cumplir en tiempos donde las ventas son catastróficas.

“No tenemos a donde vender, nuestros aserraderos están saturados de madera, las barracas están saturadas, no hay la comercialización, la exportación está parada”, aseveró Arancibia. Estanislao Gonzáles pidió al Gobierno subir los aranceles a las importaciones de productos chinos, además solicitó auxilio para canalizar mercados.

La posición de Arancibia para solucionar la crisis va en la misma línea, pero además confía en que con las mesas de trabajo que sostienen con la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT) se pueda generar nuevas ideas para reimpulsar al sector maderero. En esas mesas de trabajo lo que se busca es cómo desarrollar eficazmente el sector de los bosques.

Tanto barraqueros como carpinteros esperan soluciones prontas para no seguir cerrando. Los aserraderos, entre Santa Cruz, Beni y Pando hay poco más de un centenar. La Federación de Carpinteros en Santa Cruz aglutina a 16 asociaciones, cada asociación tiene entre 60 y 100 afiliados.