Respaldo. El coach debe tener una certificación avalada por una institución. Es un especialista en la materia
FUENTE: EL DEBER

El auge del coaching que vive el país en los dos últimos años, sucede porque hay gente que está harta del pesimismo y de las soluciones que no terminaron de funcionar en el pasado (capacitación, motivación externa), según algunos expertos en gestión de personal y coachs locales.

“Las personas quieren buscar una forma de seguir viviendo y creciendo, pero con otro tipo de respuestas, que vienen de retomar el control de tu propia vida, de aprender y experimentar en el camino y de encontrar tu propio camino con mayor satisfacción, plenitud y felicidad”, dijo Juan José Jáuregui, coach de transición y desarrollo, certificado por la ICC International. Para Aldana Fernández, gerente general de Luá Centro de Orientación Integral, el coaching está en boga en este momento como una herramienta para potenciar las habilidades profesionales e individuales de los trabajadores. “No es un tema solo de Santa Cruz, sino a escala mundial. Es una práctica muy bien valorada, especialmente para los líderes de las organizaciones.

Es más, algunas empresas están desa-rrollando coaches internos. Hay quienes aseguran que el coaching es la herramienta del siglo XXI”, indicó Fernández. Deben ser preparados Como en toda actividad humana que comienza a tener cierta relevancia, en el coaching también existe gente que se quiere aprovechar de esa coyuntura, ante lo que surge la pregunta ¿cómo identificarlos? Para ser coach se debe haber pasado por una certificación que esté avalada, se tiene que ser un especialista en la materia, afirmó Fernández.

A decir de Jáuregui, existe un riesgo de ‘prostituir’ el término de coaching y dejar que cualquiera lo utilice sin la adecuada formación; es decir, una certificación otorgada por una escuela de coaching que tenga trayectoria y responsabilidad. “Muchos de los ‘seudocoaches’ intentan disfrazar de coach sus viejas prácticas de formación o consultoría, tratando de vender ‘gato por liebre’. Pero, como ya sucedió en otros países perdieron su credibilidad por sus malas prácticas. Lo malo es que muchos caerán en sus discursos vacíos”, manifestó Jáuregui.