El pasado viernes, una nueva mancha oscureció las costas del norte peruano. Petroperú, la empresa estatal de hidrocarburos, confirmó un derrame de petróleo en su terminal submarino de la Refinería de Talara, con hidrocarburos detectados en la playa Las Capullanas al día siguiente. Mientras el crudo alcanzaba la orilla y afectaba al menos cuatro playas de la región Piura, la reacción de la compañía se limitó a un escueto comunicado y medidas de limpieza tardías.