La central térmica Malacas de Enel ha reducido su operación de 40% a 15% en los últimos dos años por falta de gas natural. La nueva refinería de Talara y los lotes gestionados por Petro-Perú explican la crisis que amenaza la estabilidad eléctrica en Piura y Tumbes.
Un norte en riesgo energético

Piura enfrenta una crisis eléctrica que ya ha derivado en apagones durante el 2024 y 2025. El problema radica en la falta de gas natural disponible para la Central Térmica Malacas, operada por Enel, que pasó de generar entre 130 y 140 MW a apenas 50 MW en la actualidad.

Luis Chiok, gerente general de Enel Generación Piura, advierte que la central ha reducido su factor de planta de 40% a solo 15% por la drástica caída en el suministro de gas. “Si la situación empeora y no podemos sostener las operaciones, se hace inviable continuar”, declaró.

La refinería de Talara y el cambio de los lotes

El detonante principal ha sido la modernización de la refinería de Talara, que desde 2023 pasó de consumir 5 MMPCD a 25 MMPCD de gas natural. Ese recurso, que antes abastecía a Malacas, ahora es absorbido casi en su totalidad por la planta de Petro-Perú.

El problema se agravó cuando los lotes I, VI y Z-69, antes operados por privados, pasaron de manera transitoria a manos de Petro-Perú. Hoy la estatal no suministra gas a Enel porque lo utiliza en sus propias operaciones, limitando la disponibilidad para generación eléctrica.

Opciones limitadas y costos elevados

Para seguir operando, Enel contrata gas de UNNA Energía (lote IV) y OIG (lote X), pero apenas recibe 11 MMPCD, cantidad insuficiente frente a los 30 MMPCD que antes garantizaban un funcionamiento más estable.

Otra alternativa es el gas del lote XIII (Olympic, en Sechura), pero transportarlo por el ducto de Promigas resulta inviable: “El concesionario cobra una tarifa siete veces mayor a la de Lima, lo que impide su uso competitivo”, indicó Chiok.

Impacto en el sistema eléctrico

La menor disponibilidad de gas ha reducido la competitividad de Malacas en el mercado eléctrico. Pasó del primer y segundo lugar en el despacho del COES al quinto o sexto. El riesgo: un debilitamiento de la seguridad energética en todo el norte peruano.

Malacas representa el 22% de la capacidad instalada en la zona, por lo que un corte en la transmisión en Trujillo, Chiclayo o Chimbote podría aislar a toda la región. “Eso comprometería el suministro eléctrico de cientos de miles de familias y empresas”, advirtió el ejecutivo.

Fuente: Revista Economia