El colapso se debe al cierre simultáneo de los dos oleoductos del país: el Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE) y el Oleoducto de Crudos Pesados (OCP), paralizados desde hace casi dos semanas debido al riesgo de rupturas provocadas por la erosión regresiva del río Coca, agravada por intensas lluvias en la provincia de Napo.
Pozos clave en la Amazonía dejaron de operar
Ante el colapso del transporte, Petroecuador agotó su capacidad de almacenamiento y se vio obligada a apagar varios de sus campos más productivos en la Amazonía. Entre los pozos inactivos están los bloques 58 (Cuyabeno) y Sacha, mientras que algunos sectores continúan operativos, como EDEN-APAIKA, ITT y Shushufindi.
La empresa estatal declaró la figura de fuerza mayor para el SOTE y también suspendió las exportaciones de crudo, lo que afecta directamente a las finanzas públicas del país. El golpe es significativo, ya que Petroecuador representa cerca del 80 % de la producción petrolera nacional. Aunque la producción de compañías privadas también ha disminuido, el reporte actualizado aún no incluye sus cifras.
Incertidumbre sobre reinicio de los oleoductos El OCP logró reiniciar el bombeo el 8 de julio, pero solo por ocho horas, hasta que un nuevo deslizamiento de tierra interrumpió otra vez la operación, a pocos metros del primer incidente. Aunque estaba previsto retomar el bombeo entre el 13 y 14 de julio, el reinicio no se ha concretado.
En el caso del SOTE, operado por Petroecuador, aún no existe una fecha clara para su reactivación. Según un oficio del 2 de julio, el gerente de Producción, Andrés González, propuso retomar operaciones el 9 de julio, pero las condiciones geológicas no lo han permitido.
Actualmente, Petroecuador trabaja en la construcción de una variante del SOTE en el sector del río Loco (Napo), para sortear el tramo afectado por la erosión. Técnicos y autoridades recorrieron la zona el 5 de julio para evaluar el avance de la obra.
La erosión regresiva del río Coca ha generado múltiples crisis petroleras desde 2020, provocando roturas y amenazas a la infraestructura estratégica del país. Esta situación evidencia la fragilidad del sistema de transporte de crudo en la Amazonía ecuatoriana, en especial durante la temporada invernal.
Fuente: El Universo