La herencia que nos deja el masismo en 20 años de gobierno en materia energética es, por demás, desastrosa. No solo nos lega un país desabastecido de energía y sin divisas para poder importar (y poder desarrollar las actividades diarias y productivas normalmente), sino que ha logrado también cerrar adelantadamente el mercado de gas natural de Argentina y ahora prácticamente el de Brasil.
Durante 20 años, entre sus furibundas retóricas propagandísticas (todas falsas, por supuesto), de soberanía energética, nacionalizaciones exitosas, YPFB la fuerza que mueve Bolivia, mar de gas (Boyui), Bolivia corazón energético de Latinoamérica, el mayor descubrimiento de la historia (Mayaya) y tantas otras falacias, hemos llegado donde estamos desbastecidos, sin divisas y sin mercados para exportar.

Desde el año 2013, todos los vinculados a la industria de los hidrocarburos conocíamos que la producción de gas natural y líquidos asociados en Bolivia comenzaría a declinar a partir de 2015. Cuando digo todos, incluyo a nuestros dos principales clientes: Argentina y Brasil y sus actores. Es que los compradores del gas, Petrobras y Enarsa, usuarios finales, instituciones gubernamentales, organismos de planificación energética, ministerios y otros actores en los dos vecinos países, también conocían esta realidad.

Fuente: Brújula Digital

Lea la noticia