El país no puede ser un simple proveedor de materias primas, necesita atraer inversiones aprovechando el potencial de tener el H2 verde más barato del mundo, sostiene el banco en un seminario en la Fiesp
El mercado del hidrógeno en Brasil debe ser más grande que simplemente exportar el insumo. La ventana de oportunidad para ser un actor global es 2030. Pero existen desafíos relacionados con el costo del capital y el precio de los productos ecológicos. Y para resolver estos problemas, Brasil tiene que entrar en las discusiones y establecer un mercado de carbono, ya que el país, a pesar de ser el 5º emisor, tiene el 50% de este volumen derivado de la deforestación, con una matriz energética más limpia que el promedio mundial.

Esta es la evaluación del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, que financiará 52 mil millones de reales en proyectos de infraestructura y energía en el sector de la industria verde. El camino será incentivar al segmento industrial a vender productos con alto valor agregado y no sólo materias primas.

Según Luciana da Costa, directora de Infraestructura, Transición Energética y Cambio Climático del banco, la institución es fundamental para esa ecuación, además de ser la mayor financiadora de la cadena renovable del país.

“Queremos un producto elaborado a partir de energía verde, no sólo de hidrógeno. Brasil tiene todas las condiciones para avanzar porque tenemos una cartera de proyectos de H2, minerales críticos y energías renovables competitivas”, comentó en un seminario sobre energía, realizado este lunes 27 de noviembre, en la sede de la Fiesp.

La representante del banco federal de desarrollo destacó en su participación en el seminario que Brasil tiene condiciones geopolíticas ideales para aprovechar ese camino. Destacando el hecho de que mantiene relaciones con todos los países de la ONU, no se involucra en guerras, así como las condiciones de producción del insumo. Esta combinación de factores se considera importante para atraer capital e inversión extranjera al país.

Recordó que la descarbonización en el país costará menos que en el mundo. Una de las razones es la alta renovabilidad que ya tiene el país. Mientras que en el país es el 88% de la matriz, los países de la OCDE se encuentran en el rango del 14%. En otras palabras, argumentó el ejecutivo, el proceso de descarbonización le cuesta a Brasil mucho menos que a otras naciones que aún necesitan cambiar la tecnología existente por otras más limpias. Porque un electrolizador necesita más del 95% del tiempo encendido para ser viable.

“Aquí será más barato, ya que debemos descarbonizar con deforestación cero para 2030, un factor que cumple con nuestras NDC del Acuerdo de París. No hay necesidad de nueva tecnología. Deberíamos tener la ambición de lograr más que eso, Brasil podría ser carbono negativo”, sugirió.

Algunas de las formas de lograrlo podrían encontrarse en el mercado de carbono. Hoy no hay premio para el fertilizante verde, por ejemplo, ni para ningún otro producto. También contamos con la denominada “caipira presal” para el mercado de biometano y biogás. Según Luciana da Costa, todas las rutas de descarbonización se complementan. Mientras que Brasil lograría el H2 verde más barato del mundo, incluso más barato que el azul o el gris, que actualmente son más competitivos.

Según la directora general de Cela, Camila Ramos, el llamado Costo Nivelado del Hidrógeno (LCOH) que la empresa calcula para Brasil y compara el H2 Verde con el Gris indica que ese valor está en el rango de 2,87 a 3,56 dólares por kg, dependiendo de la ubicación de los proyectos. Con optimizaciones e incentivos, este rango de valores baja de 1,69 a 1,86 dólares por kg de insumo. Sin embargo, el H2 gris todavía está en el rango que comienza en 1 dólar por kg. “Por el momento no estamos en la ruta del cero neto, es necesario acelerar las medidas para que esos niveles de emisiones se reduzcan”, señaló Camila. En su participación citó acciones en sectores claves para esta acción, entre ellos el transporte, el segmento agrícola, la aviación, el acero verde y los fertilizantes, como algunos donde hay potencial. Según cálculos presentados por el ejecutivo, la perspectiva es que hacia 2050 el mundo aumentará 7,5 veces el consumo de H2 Green sólo para nuevos usos. Este factor, destacó Camila Ramos, está directamente relacionado con la descarbonización, lo que se puede traducir en potenciales inversiones en energías renovables.

Una encuesta de Cela indica que a finales de 2022 había más de 1.000 nuevos proyectos por un total de 240 GW en electrolizadores y 320.000 millones de dólares en aportaciones. Sin embargo, en funcionamiento había 500 MW de capacidad de electrólisis. “Esto demuestra que apenas se empiezan a hacer inversiones”, evaluó. “En Brasil, la disponibilidad de energías renovables es clave. Un estudio que realizamos indica que tenemos potencial para utilizar 107 GW en proyectos eólicos, solares e híbridos hasta 2030. Actualmente hay 54 proyectos en 13 estados con Ceará a la cabeza, pero la mayoría aún está en fase de memorando de entendimiento. , aún a la espera de regulación”, añadió.

Fuente: Canal Energía