Ayer, la firma Fitch Ratings, dijo en un análisis, conocido por EL NUEVO SIGLO, que “las medidas regulatorias adversas adoptadas por el gobierno colombiano desde finales de 2022, han debilitado la confianza de los inversores en el sector, desalentando las inversiones en nueva capacidad de generación de electricidad necesaria para satisfacer el crecimiento futuro de la demanda”.
Indica la calificadora que estas acciones “incluyen la aplicación de “opciones tarifarias” para frenar las presiones inflacionarias sobre las tarifas para los usuarios finales, planes para que el gobierno asuma deberes regulatorios y la reciente suspensión de contratos a largo plazo firmados durante las subastas de energía renovable en 2019 y 2021”.

Señalan que, desde ese periodo, “Colombia enfrenta un creciente desajuste entre la demanda de energía y la expansión requerida y proporcional del sistema, con una fuerte demanda haciendo subir los precios de la energía muy por encima de los niveles históricos en el mercado spot”.

Los precios

Puntualiza Fitch que “los precios de la electricidad en el mercado spot promediaron los $ 1.007/kWh (US$ 252/MWh) en septiembre de 2023, en comparación con $ 257/kWh (US$ 57/MWh) en agosto de 2022 y de $ 110/kWh (US$ 28/MWh) en agosto de 2021”.

Manifiesta que no esperamos la incorporación de nueva capacidad de generación considerable en el mediano plazo porque el apetito de los inversores es limitado.

Por su parte, la calificadora Moody’s, señala que un fuerte ‘El Niño’ a finales de 2023 amenaza con retrasar el desarrollo de infraestructura de Colombia y alterar la generación hidroeléctrica y los precios de la energía para su sector eléctrico.

Incertidumbre

Sostiene que “la incertidumbre política de Colombia seguirá frenando la inversión en proyectos relacionados con el transporte y la energía, complicando la cartera de proyectos multimillonarios del país hasta 2024, mientras los inversores continúan evaluando la facilidad para los negocios con el actual gobierno. La agencia nacional de infraestructura del gobierno tiene una sólida cartera de proyectos potenciales, incluidos más de 5.000 kilómetros de nuevos ferrocarriles, alrededor de US$ 2.500 millones, en proyectos relacionados con el agua y los ríos, US$ 4.800 millones en proyectos de carreteras de peaje y puertos y aeropuertos”.

Pese a esto, la calificadora señala que “la inversión fija bruta cayó un 16% en el primer semestre de 2023 respecto al año anterior, antes de que comenzara el gobierno actual en agosto de 2022”.

Preparación

En su análisis, Moody’s cree que el sector eléctrico de Colombia está mejor preparado para enfrentar al Niño a finales de 2023 que gran parte de América Latina, pero el fenómeno climático aún amenaza con retrasar el desarrollo de infraestructura de Colombia e interrumpir su generación hidroeléctrica y los precios de la energía.

“Un Niño normalmente causa una disminución de las precipitaciones en Colombia, lo que reduce los niveles de agua en los embalses hidroeléctricos y reduce la capacidad de generación de electricidad del país. La energía hidroeléctrica representó en promedio alrededor del 80% de la generación eléctrica de Colombia durante el periodo 2017-22. La reducción de la energía hidroeléctrica debido a un clima más seco o sequías ha provocado aumentos en los precios de la energía en los últimos años”, sostiene la firma.

Explican ante este hecho que “aun así, Colombia ha dado pasos significativos para proteger su sector de generación de energía contra los daños relacionados con ‘El Niño’, agregando capacidad para importar gas natural y generación a gas, incluso al tiempo que aumenta su capacidad de generación hidroeléctrica. El proyecto Hidroituango de Empresas Públicas de Medellín probablemente podrá generar la mayor parte del tiempo, incluso cuando los niveles de sus embalses bajen. Hidroituango ya cuenta con dos turbinas en operación, que aportan 600 MW, o alrededor del 5,5% de la generación eléctrica total de Colombia. El embalse tiene espacio para expandirse aún más con seis turbinas adicionales para una generación total de 2.400 MW. Esperamos que otras dos turbinas estén operativas a finales de 2023”.

Las térmicas

Por otra parte, Moody’s considera que “la generación térmica también se beneficiará de la mejora de la capacidad de importación de gas de Colombia, reduciendo la exposición del país al combustible líquido o al carbón, aunque los riesgos sociales complicarán los esfuerzos de las empresas para desarrollar nueva transmisión y energía renovable no convencional. El regulador de energía CREG ahora exige que los generadores térmicos despachen electricidad incluso cuando no sean rentables y, a cambio, reciban pagos fijos por capacidad incluso cuando no estén generando”.

Sostiene que “el aumento de los precios al contado aumentará los riesgos para las empresas de distribución y comercialización que tienen obligaciones de entregar electricidad a precios fijos, pero que no cubren completamente sus compras de electricidad. El riesgo más frecuente de las empresas de servicios públicos sería que sus clientes detuvieran o retrasar sus pagos. Pero EPM y Grupo Energía Bogotá tienen suficiente liquidez para maniobrar ante cualquier aumento en las necesidades de capital de trabajo y pueden acceder a financiamiento bancario a corto plazo si es necesario”.

Las tasas de interés más altas seguirán endureciendo las métricas financieras, particularmente para las empresas de servicios públicos y de transporte de gas natural que ya están bajo presión por los cambios en la regulación, incluidos el GEB y la Transportadora de Gas Internacional.

“El sólido marco institucional de Colombia limita hasta qué punto el gobierno y la CREG pueden intervenir en el sector de distribución de energía, pero como el sector público. A medida que se intensifican las preocupaciones sobre la asequibilidad de la energía, las empresas se verán sometidas a una mayor presión política para limitar los ajustes.

Estabilización

De allí que EPM ha implementado su propio mecanismo de estabilización tarifaria para 2023, bajando las tarifas durante los meses de verano y luego incrementándolas gradualmente a partir de cada octubre. Promigas se beneficia de un portafolio de negocios diversificado que incluye distribución de gas en Colombia y Perú, así como otros servicios relacionados con la energía, que mitiga los riesgos de la intervención política.

Mientras tanto, las condiciones climáticas más secas de ‘El Niño’ ofrecen a los productores de gas natural de Colombia los beneficios de una mayor demanda a medida que la energía a gas compensa el déficit de energía hidroeléctrica.

Pero ‘El Niño’ también puede aumentar los precios del gas, ya que las interrupciones en el suministro debido a condiciones climáticas extremas reducen la disponibilidad. Aumentos de precios beneficiarían las ventas y los ingresos de la empresa de exploración y producción (E&P) centrada en gas como Canacol Energy e incluso de Ecopetrol, que obtuvo casi el 3% de sus ingresos en 2022 de las ventas de gas natural.

El desarrollo del gas

Considera Moody’s que “el gas natural será menos vulnerable que el petróleo a los nuevos mandatos de transición de carbono de Colombia, ya que este combustible satisface necesidades industriales, de calefacción y de otro tipo de servicios. El uso y transporte de gas natural de Colombia se mantendrá estable durante 2023-24, con las concesiones y perforaciones existentes y las mejoras ambientales”.

Esto permitirá mantener estable la producción de petróleo y gas al menos hasta 2030. El gobierno seguirá priorizando el desarrollo de energías renovables y la inversión en nuevos yacimientos de gas natural, pero no apoyará la actividad de fracking, que implica riesgos ambientales menos predecibles que la exploración y producción convencional. La administración de Petro no otorgará nuevos contratos para actividades de exploración y producción en Colombia, pero respaldará los contratos que ya están vigentes.

Colombia es autosuficiente en gas natural, con una producción aproximadamente igual al consumo en los últimos años. El país ha aumentado su inversión en generación de energía renovable no convencional y a gas para diversificar su matriz de generación y evitar aumentos en las tarifas eléctricas debido a la volátil generación hidroeléctrica, que históricamente ha fluctuado entre el 45% y el 80% de la generación total.

Fuente: El Nuevo Siglo