En la primera semana del gobierno de Lula, los ministros de Estado mencionaron el hidrógeno en sus discursos inaugurales, como una apuesta para inducir el crecimiento económico brasileño a partir de una agenda de inversiones verdes y reindustrialización.
El hidrógeno bajo en carbono está a la vanguardia de la agenda ambiental transversal prometida por el nuevo gobierno. La nueva ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático, Marina Silva, anunció que la agenda climática debe estar presente en todos los ministerios.
En el Ministerio de Minas y Energía (MME), el ministro Alexandre Silveira (PSD) anunció la creación de la Secretaría de Planificación y Transición Energética – que, a su vez, albergará el Departamento para la Transición Energética, con el objetivo de estructurar políticas públicas para promover las energías limpias, especialmente el hidrógeno.
“El futuro de nuestra generación debe orientarse hacia la innovación, la expansión de fuentes renovables, que, combinadas con la incorporación de tecnologías de almacenamiento, hidrógeno bajo en carbono, colocarán la matriz energética brasileña nuevamente a la vanguardia de la sustentabilidad en el mundo” , dijo Silveira, en posesión.
Además del MME, el Tesoro también está analizando el potencial de Brasil para atraer inversiones en proyectos de generación de energía limpia.
Con la creación de una Subsecretaría de Financiamiento para el Desarrollo Sostenible, el ministro Fernando Haddad pretende desarrollar estrategias de asociación entre Brasil e instituciones financieras internacionales, para configurar proyectos de generación eléctrica renovable e hidrógeno verde, anunciados por decenas, especialmente en el Norte Este.
“También actuaremos para promover y aprovechar el enorme potencial brasileño para la generación de nuevas energías, eólica, solar, de hidrógeno y oceánica”, dijo Haddad.
Industria verde
El hidrógeno limpio también es una estrategia de la nueva gestión para descarbonizar los sectores productivos de la industria brasileña.
Al asumir como titular del nuevo Ministerio de Desarrollo, Industria, Comercio y Servicios (MDIC), el vicepresidente Geraldo Alckmin, inauguró la Secretaría de Economía Verde, Descarbonización y Bioindustria.
“La agenda de sustentabilidad, a su vez, es fundamental para el futuro de la industria en Brasil”, dijo.
Según él, la competitividad brasileña en el comercio internacional implica soluciones sostenibles en la política industrial, que incluyen hidrógeno bajo en carbono.
A fines del año pasado, la Unión Europea adoptó un impuesto sin precedentes sobre las emisiones de carbono de los productos importados. Es decir, un acero brasileño producido con hidrógeno verde podría ser más competitivo en el futuro en el mercado europeo.
Y en lógica inversa, sin insertarse en la agenda de descarbonización, la industria brasileña corre el riesgo de perder cuota de mercado.
“Algunos frentes que se explorarán en el diseño de programas de esta naturaleza incluyen, por ejemplo, el complejo industrial de la salud, las energías renovables, el hidrógeno verde, la movilidad, como algunos ejemplos”, agregó Alckmin, en su discurso de toma de posesión.
Falta de regulación
Si bien los discursos aún no se traducen efectivamente en políticas públicas, falta una estrategia clara para el hidrógeno en Brasil y marcos regulatorios que brinden seguridad a las inversiones, al desarrollo de tecnología en el país.
Además, el Programa Nacional de Hidrógeno, lanzado en 2021 por el gobierno de Bolsonaro, va en contra de las metas de descarbonización asumidas por Brasil y del propio deseo del mercado, al apostar por múltiples rutas de producción de hidrógeno, incluidas las fuentes fósiles.
Se firmaron docenas de memorandos de entendimiento para proyectos de hidrógeno verde, y eventualmente azul, en Brasil.
Mientras tanto, países vecinos como Chile, Uruguay, Colombia han optado por seguir el dinero y lanzar estrategias específicas para el hidrógeno verde. Algunos estados brasileños, de forma independiente, siguieron el mismo camino, como Ceará, Bahía y Minas Gerais.
En Chile ya hay 42 proyectos en marcha, un tercio de ellos ya en preconstrucción o construcción por parte de multinacionales como Engie, AES, Statkraft, Linde, Siemens Energy. Las mismas empresas ya han anunciado planes en Brasil, pero aún están en estudio de factibilidad.
En un intento de incentivar el hidrógeno en Brasil, el futuro presidente de Petrobras, Jean Paul Prates, cuando era senador, presentó una propuesta de Ley de Hidrógeno (PL 725/2022).
El texto prevé la incorporación de un porcentaje mínimo del 5 % de hidrógeno en la red de gasoductos para 2032 y del 10 % para 2050. El proyecto, sin embargo, no salió adelante.
Fuente: epbr