Según datos oficiales, cada año el robo de combustible provoca pérdidas fiscales cercanas a los $3.000 millones en Colombia. Foto con fines ilustrativos COMPARTIR
El robo a oleoductos en Colombia está en auge, a medida que los grupos criminales refinan el crudo extraído para producir cocaína, en reemplazo de los menguados suministros de gasolina barata que en el pasado traían de contrabando desde la vecina Venezuela, según cifras oficiales a las que tuvo acceso Reuters.
El robo de crudo en el país sudamericano ocurre, principalmente, en el oleoducto Caño Limón-Coveñas, cerca de la frontera con Venezuela.
El petróleo robado se procesa en refinerías clandestinas y se convierte en una gasolina rudimentaria, conocida como “pategrillo”, llamado así por su color verde, que se utiliza en la producción de cocaína, dijeron la policía y analistas.
Las bandas criminales colombianas también envían el combustible artesanal a Venezuela, que sufre una escasez crónica en medio de un colapso económico de larga duración, revelaron las fuentes.
El movimiento es una reversión de las tendencias históricas, cuando la gasolina se introducía de contrabando en Colombia desde el vecino país miembro de la OPEP.
“Ahora se revierte”, dijo a Reuters Yessica Prieto, directora de proyectos e investigaciones del grupo colombiano de defensa de la energía Crudo Transparente.
“Las mafias colombianas o los grupos ilegales son quienes están hurtando crudo colombiano, lo están refinando de manera ilegal, obviamente artesanal, y pasa en la frontera hacia Venezuela”, aseguró.
Un promedio de 3.299 barriles de petróleo por día fueron robados en Colombia en el primer semestre de este año, frente a los 1.796 barriles por día en todo 2016, según Cenit, una subsidiaria de la petrolera estatal colombiana, Ecopetrol.
En comparación con 2020, cuando hurtaron un promedio de 2.744 barriles de crudo por día, el robo de petróleo en Colombia aumentó una quinta parte durante el primer semestre de este año.
Según datos oficiales, cada año el robo de combustible provoca pérdidas fiscales cercanas a los $3.000 millones.
Además de crudo, los grupos ilegales roban gasolina y diésel de los poliductos.
El robo de combustible a los oleoductos es la tercera fuente de financiación de los grupos armados ilegales en Colombia, después del narcotráfico y la minería ilegal, según fuentes de seguridad.
Fuente: La Region