Esta semana, Honeywell presentó al mercado su tecnología para producir SAF a partir de etanol, también conocido como etanol a combustible para aviones (ETJ).
La apuesta de la tecnológica texana es que el crecimiento de la demanda de SAF apalancará la búsqueda de materias primas alternativas a las convencionales ---hoy la vía más utilizada en la producción de biocombustibles utiliza aceites y grasas vegetales.
No es sorprendente que la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) apunte a un salto en la demanda global de SAF de 100 millones de litros al año en 2021 a cinco mil millones de litros en 2025.
Para 2050, el 60% del biocombustible de aviación producido en Europa debe provenir de fuentes renovables.
“Una opción ventajosa, el etanol es una materia prima ampliamente disponible y económicamente viable, y la solución desarrollada por Honeywell se puede utilizar inmediatamente para la conversión de etanol de maíz, celulosa o caña de azúcar en SAF”, explica el tejano.
Según el tipo de etanol utilizado como materia prima, el ETJ puede reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en un 80 % en un ciclo de vida completo en comparación con el combustible para aviones de origen fósil.
Apuesta en Brasil
Y Brasil emerge como prometedor para el suministro mundial de biocombustibles.
Segundo mayor productor de etanol del mundo, solo por detrás de Estados Unidos, Brasil exportó más de 904 millones de litros de etanol en el primer semestre de 2022.
Por aquí, algunas empresas ya están comenzando a invertir en biorrefinerías ---para la producción de SAF, diesel verde y otros productos de la llamada química verde--, a la espera de un marco regulatorio para los biocombustibles avanzados.
En septiembre, Nuseed de Australia y GranBio de Brasil anunciaron una alianza a largo plazo para acelerar la aplicación a gran escala de la caña de azúcar en la generación de energía.
Los grupos pretenden aprovechar la perspectiva de un salto en la demanda mundial de combustibles avanzados como el etanol de segunda generación y SAF para impulsar las inversiones en biorrefinerías.
Metanol para transporte marítimo
Mientras tanto, investigadores de la Coppe/UFRJ estudian una alternativa para la producción de biocombustibles a partir de la caña de azúcar que podría aumentar la generación de renovables en más de un 40% (cerca de 100 TWh), sin necesidad de cultivar más tierras.
¿Usando CO? e hidrógeno liberado durante la producción de etanol, el estudio propone utilizar el excedente para generar metanol, un tipo de alcohol utilizado en la industria química y también en el sector del transporte, como combustible marino.
Gabriel Castro, uno de los autores del artículo, explica que el exceso de dióxido de carbono (CO?), producido durante la fermentación y combinado con hidrógeno (H?), puede sintetizar metanol renovable, que aún necesita ganar escala para reemplazar al de origen fósil. .
La producción mundial de metanol ha ido creciendo y casi se ha duplicado en los últimos diez años. A pesar de ello, se generan menos de 0,2 millones de toneladas de metanol renovable al año.
Por el lado de la demanda, los cargadores globales están comenzando a mostrar su interés en el combustible bajo en carbono.
El conglomerado danés de energía y logística Maersk, por ejemplo, ya ha cerrado siete acuerdos con diferentes productores para suministrar 730.000 t/año de metanol verde a finales de 2025.
Se trata de proyectos de bio y e-metanol que, una vez desarrollados en su totalidad, permitirán al transportista obtener el combustible a escala en varias regiones del mundo.
Etanol 3G
¿Ya un proyecto del Centro de Investigación para la Innovación en Gases de Efecto Invernadero (RCGI) quiere convertir CO? en etanol de tercera generación y demuestran que su uso no se limita al combustible para vehículos.
“Vamos a tratar el CO2 como una materia prima, como una especie de bloque de construcción capaz de generar una serie de productos químicos que pueden ser explotados comercialmente por la industria”, explica Liane Rossi, profesora del Instituto de Química de la Universidad. de São Paulo (IQ-USP) y coordinador del estudio.
El primer paso del proyecto es investigar qué catalizadores son capaces de convertir CO? en alcoholes que tienen al menos dos carbonos en la estructura de la molécula, como es el caso del etanol (CH?CH?OH).
La idea de los investigadores es desarrollar procesos catalíticos que puedan insertarse en las cadenas industriales existentes, como las plantas de etanol, para contribuir a la mitigación de las emisiones de CO2.
“En este caso, no pretendemos solo aumentar la productividad de etanol de las plantas mediante la captura y conversión de CO2, sino modernizarlas, transformándolas en verdaderas biorrefinerías”, destaca Rossi.
Fuente: epbr