La cuestión del combustible plantea un drama singular para el país, un país dependiente de hidrocarburos que se ve obligado a importar, razón por la cual es víctima de los vaivenes del mercado y como en la circunstancia actual, de los efectos de la guerra en Ucrania.
Es hora por lo tanto de dejar de aplicar parches a problemas tan graves, teniendo en cuenta sobre todo que el Paraguay es un importantísimo productor de energía limpia, generada por tres represas. El país debe considerar la necesidad de políticas públicas que planteen otras alternativas para la movilidad ciudadana y también del sector productivo. Es mucho lo que el país puede ganar si es capaz de utilizar toda la energía limpia de que dispone, apostando a conservar el ambiente como una apuesta al futuro.

Mientras en otros lugares alrededor del mundo las ciudades se han vuelto cada vez más sustentables y centradas en dar bienestar y calidad de vida a los ciudadanos, apostando a reducir la contaminación con amplios espacios verdes, arborizando, peatonalizando calles y apostando a energías alternativas que contaminan menos, en el Paraguay seguimos siendo dependientes del combustible fósil.

Somos por esta razón un país frágil y dependiente, en un mercado que es sensible a situaciones dramáticas como la que está ocurriendo actualmente en Ucrania, que a pesar de estar ubicada a miles de kilómetros del Paraguay, dicho conflicto impacta claramente en nuestra economía, habiendo ya generado una crisis que lejos está de haber sido resuelta. Cuando apenas comenzábamos a levantar la cabeza después de dos años de pandemia por el Covid, ahora nos toca lidiar con la crisis del combustible.

Fuente: Ultima Hora

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