Los estados de Paraíba, Maranhão, Pernambuco, Piauí y Ceará ya tienen sus leyes aprobadas, mientras que en el estado de Rio Grande do Norte el proyecto de ley se encuentra en las etapas finales de procesamiento.
Esta es una medida que sería muy bien recibida por el mercado, ya que existe la necesidad de desarrollar reglas claras y objetivas sobre la actividad de distribución en muchos estados, si no fuera porque algunos de estos procesos se han llevado a cabo con poca publicidad. y, en algunos casos, con una tramitación extremadamente rápida, dificultando el sano y democrático proceso de consulta y discusión con las partes involucradas.
En consecuencia, preocupan varios puntos de estas nuevas disposiciones legales, pues se desvinculan de lo dictado por la Nueva Ley del Gas -eso sí, se ha discutido ampliamente durante muchos años con toda la sociedad- y con el Manual de Orientación. de Buenas Prácticas Regulatorias del Comité de Seguimiento a la Apertura del Mercado de Gas Natural (CMGN).
En este sentido, las normas a nivel estatal están directamente en conflicto con las disposiciones federales, que tienen como objetivo: i) introducir una definición de tubería de distribución que se superponga o entre en conflicto con los criterios para definir tuberías de transporte (ya que los Estados no tienen competencia para tratar este asunto, ni para enmendar una disposición de la ley federal); ii) asignar a las agencias reguladoras estatales la clasificación de nuevos ductos y la reclasificación de los existentes; iii) imponer requisitos excesivamente restrictivos o procesos dilatados para la migración de los consumidores al libre mercado; iv) crear nuevas tarifas y cargos que gravan las transacciones de libre mercado; yv) anular la regulación de la actividad de comercialización de gas, ya tratada por la ANP.
Todos estos puntos tienen impactos fundamentales en el atractivo de los Estados. Llama la atención que la definición, a nivel estatal, de reglas de clasificación de gasoductos de distribución que no se ajusten a la regulación federal, pone en riesgo uno de los grandes beneficios que pretende el nuevo mercado del gas, que es la construcción de un amplio mercado nacional integrado. mercado a través del sistema de transporte, promoviendo así mayor seguridad de suministro, mayor disponibilidad y competitividad del insumo para todos los consumidores del país.
De esta forma, contrariamente a lo que se desea, los nuevos marcos estatales brindarían la oportunidad de una distribución vertical, induciendo a la creación de "islas de mercado" fomentadas por los monopolios regionales, descaracterizando el sistema en red y la ganancia de escala que tendería a beneficiar a los consumidor. . También se suman costos innecesarios al subutilizar la infraestructura existente y compartida.
Otro ejemplo del efecto negativo de algunas nuevas disposiciones estatales es la determinación de requisitos limitantes para la migración del consumidor libre, lo que obstaculiza la apertura efectiva del mercado. Los consumidores libres están obligados a probar y firmar (simultáneamente) varios contratos. A modo de ejemplo, en Pernambuco y Paraíba se fijó un límite de consumo mínimo de 50 mil m³/día, contrario a lo implementado en otros estados de la federación (10 mil m³/día, o cero en el caso de São Paulo). En Ceará, en cambio, está previsto un cargo adicional, denominado "gestión del libre mercado".
Y aun cuando el límite es adecuado, se observa que algunas leyes estatales determinan reglas innecesariamente burocráticas y onerosas para la comercialización de gas, actividad ya regulada a nivel federal, imponiendo la necesidad de autorización estatal a los comercializadores, con la apertura de sucursales. en los estados, requisitos en los contratos libres y la creación de nuevas tarifas y cargos para la venta de gas en el mercado libre -lo que, por supuesto, no está en armonía con el dinamismo y la competitividad tan deseados en el NMG
Así, es imperativo que los estados amplíen las discusiones sobre estos temas y eviten retrocesos y conflictos con la legislación federal que dificulten o frenen los procesos de apertura del mercado del gas, y en el peor de los casos, generen judicializaciones indeseables en un mercado que se abre. y necesita seguridad jurídica.
Así, en el estado donde aún existe un proyecto de ley sobre el tema (RN) deberán realizarse audiencias públicas con amplio debate, ocasión que contaría con la participación de las asociaciones signatarias de esta carta además de otras partes interesadas. Y para los estados que acaban de editar sus leyes, se debe hacer un esfuerzo para mejorar los puntos débiles de estas leyes, de manera transparente y también involucrando a todas las partes interesadas.
Un gran mercado nacional de gas natural permitirá incrementar las inversiones y la competitividad en todos los eslabones de la cadena, sin generar privilegios para ningún agente económico, sino beneficios concretos para el conjunto de la sociedad.
Fuente: TN Petróleo