Según el IBCE, el país debe apuntalar la producción de etanol y biodiésel para sustituir las importaciones, generar empleo y tributos.
El año pasado las importaciones de combustibles llegaron a 2.211,4 millones de dólares, las mayores de la historia del país, según el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE).

La caída en la producción de gasolina y diésel y el creciente consumo provocan un déficit creciente que debe ser compensado con compras externas.

De acuerdo con las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), las importaciones de carburantes el año pasado aumentaron hasta un 140% respecto a las compras realizadas en 2020, que fueron de 920 millones de dólares.

Fuente: Página Siete

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