La empresa indicó que este desplazamiento fue "como consecuencia de la puesta en marcha de la unidad de cracking catalítico de la refinería" y expresó que "lamenta las molestias que pudieron ocasionarse a los vecinos" por esta nube de catalizador.
Además, la compañía señaló que la unidad fue "suspendida", pero tras revisar "las condiciones operativas y la unidad se puso en servicio nuevamente a la noche en condiciones habituales", tal como informó El País este jueves de noche. Ante la consulta de El País, desde Ancap aseguraron que la "nube de catalizador no tiene riesgo alguno para las personas, más allá de la incomodidad de tener que barrer".
A su vez, indicaron que "el catalizador es una arena muy finita, casi como un talco", que se utiliza en el proceso llamado cracking, durante el cual "al mezclarse con un aceite, a alta temperatura y presión, se transforma en productos más livianos".
¿Por qué se generó esta nube de catalizador? Al parar "sin la debida planificación y tiempo, los ciclones de los regeneradores se llenan de catalizador y quedan obstruidos", explicaron desde Ancap. Luego, al arrancar el proceso de producción, "no cumplen con su función de separarlo del gas que va a ser quemado en una caldera" y "siguen de largo a la chimenea", dijeron.
Desde la empresa comentaron que el "cracking se paró a mediodía y hasta la noche estuvieron haciendo maniobras con flujos de aire a diferentes temperaturas para tratar de destapar los ciclones, lo que se logró sobre las 20:30. A esa hora se pudo retomar el proceso de puesta en marcha".
El jueves de la semana pasada, el gobierno anunció un desperfecto en la válvula del “reactor” de la unidad de cracking catalítico tras la paralización total de la refinería de La Teja en el marco de un paro del sindicato de Ancap (Fancap), un hecho que no ocurría desde 1973. Las autoridades de la petrolera estatal adelantaron que esto generaría perjuicios en la producción de combustible, así como que redujo la capacidad de la refinería, que estuvo en un 85% operativa desde entonces.
Fuente: El País