El presidente de EE UU asegura que Corea del Norte pretendía el fin de todas las sanciones.

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Un gran fiasco, sin paliativos. La cumbre de Hanoi entre el presidente de EE UU, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, ha concluido sin acuerdo, sin una hoja de ruta sobre cómo proceder y con la credibilidad del proceso de negociación, si no herida de muerte, sí considerablemente tocada. Después de que los líderes se marcharan cada un por su lado del histórico hotel Metropole, les corresponderá ahora a los equipos negociadores de los dos bandos recoger los pedazos. Y sobre Trump pende ahora la responsabilidad de demostrar que este proceso de conversaciones puede arrojar resultados y es algo más que un carísimo reality show diplomático.

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