BBC Mundo
Hay ciertas cosas que no cambian cuando uno visita Edimburgo: el castillo gótico de cuento de hadas construido sobre una roca de origen volcánico, el medieval laberinto de callejones y callejuelas, la majestuosidad de los cementerios... Pues hay algo más que se da por descontado en la capital escocesa, algo que además es el sello distintivo de Princes Street, la principal vía de la ciudad. Se trata de la hora que marca el reloj de la torre del Hotel Balmoral, que está siempre mal.
Lea la noticia>
Hay ciertas cosas que no cambian cuando uno visita Edimburgo: el castillo gótico de cuento de hadas construido sobre una roca de origen volcánico, el medieval laberinto de callejones y callejuelas, la majestuosidad de los cementerios... Pues hay algo más que se da por descontado en la capital escocesa, algo que además es el sello distintivo de Princes Street, la principal vía de la ciudad. Se trata de la hora que marca el reloj de la torre del Hotel Balmoral, que está siempre mal.
Lea la noticia>