Juan Bosch, presidente de SAESA, analizó en una entrevista para energiaestratégica.com diversos aspectos de la gestión de Juan José Aranguren como Ministro de Energía y Minería durante 2016. Se explayó sobre las necesidades del sector eléctrico.
Fuente: Energía Estratégica
   
¿Qué balance haces a un año de gestión?
 
El trabajo realizado en el sector de energía es muy positivo. Se enmarcó en ciertas decisiones de política económica macro previas necesarias para poner las bases que tiendan hacia la normalización del sector. Argentina pasó en 15 años de exportar energía y gas a tener que importar ambos energéticos. La potencia instalada en generación es insuficiente para cubrir la demanda, las redes de distribución están en estado crítico, los atrasos en precios y tarifas y la falta de incentivos al ahorro generaban un coctel insostenible. El camino de regularización de precios y tarifas, la contratación de nueva generación, tanto térmica como renovable, no sólo sientan las bases para normalizar el sector. Además, implican inversiones por más de US$ 6.500 Millones. Esto implica trabajo y valor agregado para la Argentina.
 
¿Cuáles puntos destaca?
 
El Ministerio de Energía tiene una visión, un plan concreto de adonde quiere llegar, y lo está aplicando con mucha decisión y coraje. No es fácil dar las malas noticias ni ajustar precios y tarifas, pero es necesario hacerlo. La visión es lograr el pleno cumplimiento de la Ley. El sector energía tiene leyes de altísimo nivel como la 24.065 de electricidad, 24.076 de gas natural, 27.191 de energías renovables, entre otras. De modo gradual y creciente, el gobierno pretende que esas leyes se cumplan. Se han sentado las bases para ello con mucho éxito.
 
No creo que sea un error, sino de un punto de vista distinto: Aún no se ha dejado operar al mercado. Salvando nichos muy específicos (gas para industrias y energía plus) y menores en proporción al total del sector, hoy el Estado (CAMMESA, ENARSA) mantienen una presencia omnímoda. Todo lo compra y todo lo vende el Estado. Prácticamente todos los negocios tienen al Estado como contraparte. Los privados tienen todavía las manos atadas para contratar entre sí. Entiendo que hay restricciones para abrir el juego a los privados, que el Gobierno quiere hacerlo, pero no logró sortear ciertas barreras. Pero estoy convencido que cuando se permita el libre juego entre empresas privadas, en el marco de la regulación estatal, el sector cobrará un dinamismo enorme, que atraerá más inversiones y más desarrollo.
 
¿Cuáles son los principales desafíos para 2017?
 
Son muchísimos y de enormes magnitudes. En lo institucional, volver a cada actor del sector a su cauce natural. CAMMESA se ha transformado en una suerte de árbitro de decenas de relaciones que nada tienen que ver con su estatuto ni misión en el mercado eléctrico. Debemos fortalecer a CAMMESA en sus misiones naturales y dispensarla de hacer las cosas que claramente le son ajenas. No tiene que comprar combustibles, ni energía, ni logística, no ser el gran árbitro de todo. Sus roles y responsabilidades están muy claros en la Ley 24.065. Los entes reguladores deben recuperar sus funciones y tener directorios elegidos por concurso.
 
Además de lo institucional, hay mucho trabajo por hacer. Asegurar el financiamiento y construcción de las centrales eléctricas térmicas y renovables ya contratadas es clave. Terminar las revisiones tarifarias de todas las empresas de servicio público. Y sin dudas, contractualizar la demanda de gas natural y electricidad, para lo cual se requiere establecer pautas que nos permitan volver al mercado, a que se realicen estas transacciones bajo regulación clara, de modo competitivo y transparente.
 
Son desafíos que se inician en 2017, pero son de largo aliento. No se puede arreglar un sector en emergencia en uno o dos años. Esto requerirá de muchos años. Con reglas claras, sencillas y estables en el tiempo.