Un ligero monitoreo de los últimos hechos relacionados con los procesos de transición energética en la región que integran los departamentos del Cesar y La Guajira nos muestra un panorama de pocos avances en el terreno. La mayoría de la información que se conoce se queda en interesantes anuncios, pero solo en teoría, con el agravante de que esos contenidos dejan planteado un sinnúmero de obstáculos legales, en especial los referidos a las consultas previas con las comunidades indígenas y prohibiciones de carácter ambiental para ejecutar proyectos energéticos en la región.
Esta semana se conoció que, pese a los nuncios del ministro de Minas y Energía, Edwin Palma, en el sentido de reactivar 20 proyectos energéticos que han tenido serios problemas para construirse en La Guajira, la empresa Celsia, perteneciente al Grupo Argos, se mostró decidida en vender sus parques eólicos en ese departamento, debido a diversas trabas legales. La empresa Celsia decidió tirar la toalla porque no ve viable la construcción del parque eólico Acacia de 80 megavatios, ubicado en el municipio de Maicao y el parque Camelias, de 250 megavatios, en Uribia; en cuyo cometido ya lleva cerca de seis años sin poder avanzar.
Según directivos de Celsia, esas dificultades de trámites legales se agudizan cuando se trata de empresas privadas, por lo que están proponiendo que sea la misma Ecopetrol la entidad que compre esos proyectos y se encargue de llevarlos a feliz término. “En La Guajira hay un tema estructural que es retador; desarrollar ese potencial eólico va a tardar muchísimos años”, agregó el gerente de Asuntos Corporativos y de Presidencia del grupo Argos, Juan Esteban Mejía. Llama la atención que ese mismo tipo de proyectos esa empresa los logró desarrollar en solo seis meses en el vecino país de Perú, entonces ¿por qué en Colombia y más exactamente en La Guajira no ha sido posible? Justo en estos momentos que reina cierta incertidumbre sobre la capacidad de producción de energía eléctrica en Colombia y a cada rato se reactiva la amenaza de un posible apagón, situación que obliga a explorar en el corto plazo todas las opciones de rápida generación energética.
Los reportes de prensa inquietan, por ejemplo, el pasado 15 de marzo de 2025, el periódico El Heraldo, tituló: “El incierto futuro de los proyectos eólicos en La Guajira”, advirtiendo que actualmente existen 19 proyectos eólicos en esta región, de los cuales 10 están en fase de construcción y licenciamiento, dos en pruebas y siete se encuentran suspendidos o congelados, con incertidumbre sobre su continuidad”.
Por qué no avanzar y aprovechar que La Guajira es uno de los territorios con mayor potencial para la generación de energía eólica en Colombia y definir allí proyectos de largo aliento. En cuanto al tema de Ecopetrol como posible operador de ese tipo de proyectos, expertos opinan que sería una opción que tiene implicaciones complejas, porque, por un lado, la estatal ha mostrado interés en diversificarse y avanzar hacia fuentes limpias, como parte de su estrategia de transición energética. Pero, por otro, asumir proyectos ya desgastados, con conflictos sin resolver, puede poner en riesgo no solo su reputación ambiental, sino también su eficiencia operativa y financiera.
Así las cosas, seguimos en el limbo energético y aún quedan sin respuestas muchos interrogantes: ¿estamos diseñando una transición energética justa, territorialmente equilibrada y socialmente viable? Concluyen analista que si Ecopetrol decide asumir el reto, deberá hacerlo no como salvavidas financiero de empresas privadas en apuros, sino como agente transformador de un modelo energético más incluyente y descentralizado y que de verdad aproveche el potencial de La Guajira.
Fuente: El Pilon