A la transición energética en curso a nivel mundial, Pablo Besmedrisnik, economista y director de VDC Consultora, afirma que se suman condiciones internas que inciden directamente en la competitividad del país como productor de petróleo: la evolución del contexto macroeconómico, la disponibilidad de infraestructura para evacuar la producción y un marco regulatorio que aún presenta desafíos tanto en lo comercial como en lo cambiario.
En este escenario, considera que se vuelve clave identificar cuál es el nivel de precios que le permitiría a Argentina desplegar su potencial hidrocarburífero de manera rentable y sostenible. "La respuesta no es única, sino que depende de múltiples factores: la región productiva, la escala del proyecto, los costos operativos, el régimen fiscal vigente, y la dinámica del mercado internacional", advierte
Una de las variables que complica el análisis es la alta volatilidad del precio internacional del barril, sumada a la variabilidad en dólares de los costos locales de producción. Desde algunas petroleras como YPF y Vista Energy dejaron en claro que un precio entre U$S 45 y U$S 50 por barril sería aún rentable para la industria, aunque desde le sector apuestan a un valor por encima de los U$S 60 para no poner en riesgo inversiones.
"¿Qué pasa con los precios actuales del petróleo, más o menos entre US$ 65 por barril? Son precios en los que Vaca Muerta genera retornos atractivos; da para invertir y crecer. Al moverse de US$ 65 a US$ 60, la rentabilidad se mantiene, aunque el flujo de caja se reduce y limita la capacidad de reinversión. A US$ 55 todavía es rentable, pero el flujo de caja no alcanza para crecer", dijo Pablo Vera Pinto, cofundador y CFO de Vista Energy, en un evento en el Malba.
Entre mayo de 2023 y noviembre de 2024, el costo de producción medido en dólares CCL se redujo 22%. Sin embargo, desde entonces experimentó un aumento del 150% hasta mayo de 2025. En términos de dólar oficial, la caída inicial fue más marcada, pero la posterior suba resultó más moderada. En ambos casos, el encarecimiento relativo frente al precio del Brent impacta en la competitividad del sector. La geografía energética del país también marca diferencias importantes, según explica el especialista. "Mientras Vaca Muerta continúa consolidándose como el principal motor de crecimiento, con una baja sostenida en los costos de producción y mejoras operativas significativas, otras regiones como la Cuenca Austral y la del Golfo San Jorge enfrentan desafíos estructurales", explica.
Y advierte: "Estas últimas requieren precios internacionales más elevados para mantener su viabilidad, debido a pozos maduros, rigideces técnicas y mayores costos operativos. No obstante, se vislumbran oportunidades de mejora mediante la adopción de estrategias de producción de bajo costo", afirma.
Barril-crudo Vaca Muerta continúa consolidándose como el principal motor de crecimiento, con una baja sostenida en los costos de producción y mejoras operativas
En términos comparativos, señala que "los recursos argentinos mantienen niveles de productividad y eficiencia que les permiten competir con cuencas líderes en el mundo, como Permian, en Estados Unidos". Sin embargo, para Besmedrisnik, persisten brechas que afectan la competitividad sistémica, vinculadas a logística, financiamiento, tensiones laborales, acceso a divisas y restricciones macroeconómicas, aunque algunas de estas limitaciones muestran señales de reversión.
En la actualidad, países de la región como Brasil y Guyana se consolidan como destinos atractivos para la inversión internacional, convirtiéndose en competidores directos del petróleo argentino, con precios de equilibrio también competitivos, aunque con alta dispersión.
Hoy, Argentina comienza a ofrecer mayores niveles de estabilidad y previsibilidad, así como un marco jurídico más alineado con los estándares internacionales. Esta evolución podría convertirse en una ventaja comparativa clave para atraer inversiones y posicionarse como un proveedor confiable en el proceso de transición energética global.
"Para lograrlo, será determinante continuar reduciendo los costos operativos, mejorar la infraestructura disponible y consolidar un entorno macroeconómico más previsible. Así, el sector energético podrá no solo fortalecer su papel como generador de divisas, sino también consolidarse como un pilar estratégico para el desarrollo del país", concluye.
Fuente: El Economista