Desde que Washington canceló licencias que permitían a socios de la estatal Pdvsa, como Chevron, exportar crudo venezolano, se han implementado aranceles secundarios a los compradores de petróleo. Se estima que esta situación podría reducir los ingresos petroleros en un 30%, de los cuales se anticipa que alcancen apenas 15,000 millones de dólares para el año 2024.
Acentuando esta problemática, el gobierno ha comenzado a exigir a las compañías pagar impuestos por adelantado y está llevando a cabo fiscalizaciones rigurosas sobre facturas y libros contables, lo que ha llevado a muchas empresas a enfrentar severas multas. Además, las autoridades locales han recibido el visto bueno para aumentar los tributos y tarifas por servicios como electricidad y agua, creando una atmósfera de incertidumbre que agrava la situación del sector privado.
El presidente Nicolás Maduro, en medio de esta crisis, declaró en abril una emergencia económica que le otorga poderes para suspender impuestos o exenciones fiscales. De igual manera, ha instado a sus funcionarios a duplicar la recaudación tributaria, que está proyectada en 5,200 millones de dólares para 2025. A pesar de las evidentes consecuencias para la economía real, el mandatario continúa defendiendo su posición, catalogando las sanciones estadounidenses como una “guerra económica” destinada a asfixiar a la nación y a su gobierno.
En este contexto, los empresarios han intentado establecer diálogos con las autoridades para buscar revisiones en los cobros de impuestos, pero estas negociaciones no han fructificado. Una encuesta de Conindustria reveló que el 77% de los industriales considera que la carga tributaria es el principal obstáculo para sus operaciones. Asimismo, más del 60% indica que anticipan poco aumento o un estancamiento en su producción en los próximos meses, lo que refleja un panorama sombrío en sus expectativas de crecimiento.
El presidente del gremio de industriales, Luigi Pisella, indicó que el elevado pago de impuestos limita los recursos disponibles para el capital de trabajo y aboga por ampliar la base de contribuyentes como una solución viable. Analistas como Luis Bárcenas, de Ecoanalítica, subrayan que la recaudación tributaria se ha convertido en un salvavidas indispensable para financiar al Estado, estimando que este año se podrían alcanzar ingresos impositivos de hasta 13,000 millones de dólares. Actualmente, las empresas están destinando más de la mitad de sus ganancias a cubrir estas obligaciones fiscales. Esta compleja situación nos deja entrever los desafíos que enfrenta el entorno económico venezolano, agravados por la creciente presión tributaria y la dependencia de los ingresos provenientes del petróleo, evidenciando las dificultades que debe afrontar un sector privado al borde del colapso. El futuro económico del país permanece incierto, a medida que las autoridades continúan buscando formas de reequilibrar sus finanzas en medio de una situación crítica.
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Fuente: Columna Digital