El levantamiento de las sanciones energéticas a Venezuela ha sido posible gracias a los acuerdos de Barbados, lo que significa que Caracas puede mantener conversaciones con media docena de multinacionales con el objetivo de restablecer su producción petrolera. Esto ocurre en un contexto en el que el crudo venezolano podría ser necesario para estabilizar el suministro global, y el de Estados Unidos en particular.
A cambio de las concesiones que ofreció, Estados Unidos esperaba que el gobierno de Nicolás Maduro se comprometiera a organizar elecciones presidenciales libres y verificables. No debe haber vetos sobre candidatos potenciales y una amnistía para los más de 300 presos políticos en el país. Hasta el momento no ha habido respuesta de Caracas.

El presidente de Petróleos de Venezuela (PDVSA), Pedro Tellechea, ha dado la bienvenida al capital internacional. Además de la española Repsol y la italiana Eni, que trabajan desde hace tiempo con Venezuela en proyectos de gas, la empresa francesa Maurel & Prom ha anunciado que reanudará sus operaciones en el lago de Maracaibo. China Petroleum e Indian Oil ya realizan trabajos en Miraflores. Hay conversaciones con Trinidad sobre la explotación conjunta del campus Dragon, administrado por Shell. Mitsubishi quiere resumir el proyecto petroquímico de Metanol de Oriente, Metor. Caracas ha confirmado proyectos conjuntos de petróleo y gas con la colombiana Ecopetrol, y también se habla de Petrobras y el conglomerado indio Reliance. PDVSA tiene enormes deudas con algunas de estas empresas.

Del mismo modo, o quizás más importante, los contratistas internacionales Halliburton, Baker, Hughes y Schlumberger también están regresando a los campos venezolanos. Algunas empresas privadas venezolanas, como Suelopetrol, expresaron su disposición a invertir en pozos y presentaron al Ejecutivo sus propuestas para incrementar la producción de crudo ligero.

El fin de las sanciones y la normalización de los contratos directos, acordados con Estados Unidos, permite al tesoro venezolano vender su petróleo crudo sin el enorme descuento, a veces de hasta el 40 por ciento, que antes tenía que hacer mediante complejas transacciones offshore. Fue una circunstancia que derivó en una pérdida de patrimonio, y que luego se vio agravada por la corrupción de sus altos funcionarios vinculados al propio presidente de Petróleos de Venezuela, Tarek El Assami, en el famoso caso PDVSA-Crypto.

Lejos de sus promedios históricos, calculados en 3.000.000 de barriles diarios, Venezuela produce laboriosamente 800.000 con la ayuda de la licencia especial a Chevron. Los expertos estiman que, de concretarse todo este movimiento, la producción de crudo podría aumentar en unos 300.000 barriles día en 2024, hasta alcanzar finalmente los 1.200.000 barriles día, con expectativas de seguir creciendo.

En un período de altos precios del petróleo, los ingresos estatales se recuperarían fuertemente dirigiendo las ventas (sin descuento) hacia Estados Unidos. Venezuela tendría una oportunidad real de hacer crecer su economía después de la crisis histórica de 2018 y un desempeño lento en 2023.

Todo este movimiento, que exige costosas inversiones, se hace sabiendo que las diferencias entre Caracas y Washington persisten, y que existe un obstáculo particularmente crítico entre ellos. El gobierno de Maduro se opone a aceptar a María Corina Machado, que actualmente encabeza todas las encuestas de opinión, como candidata en las elecciones presidenciales del próximo año.

Fuente: EuroNews