Según un informe reciente, el 18,5% de la población de Colombia sufre de pobreza energética, es decir, que no dispone de una fuente de energía suficiente y de calidad para su bienestar.
Un estudio realizado por Promigas y la fundación e inclusión SAS reveló que el 18,5% de la población de Colombia se encuentra en situación de pobreza energética, es decir, que no tiene acceso a una fuente de energía adecuada y de calidad para sus necesidades básicas. El informe, que se basa en el Índice Multidimensional de Pobreza Energética (IMPE), el primero de este tipo en el país, muestra las grandes brechas que existen entre regiones, zonas urbanas y rurales, y tipos de energéticos.

Según el estudio, pese a que hay 42,1 millones de personas por fuera de la pobreza energética, todavía quedan 9,6 millones en esta situación, lo que representa un desafío para el desarrollo humano y sostenible del país. Además, el informe resalta que no solo se trata de brindar acceso a la energía, sino también a los bienes públicos y privados que permiten usar esa energía como medio para las realizaciones humanas.

«Hace sesenta años, la mayoría de los colombianos no tenían acceso ni a electricidad ni a una fuente de energía adecuada para cocinar. En la actualidad, la mayoría de los hogares cuentan con estos servicios», sostuvo el presidente de Promigas, Juan Manuel Rojas. Sin embargo, agregó que persisten desafíos importantes como asegurar una buena calidad, aspecto en el que existen grandes desigualdades; conseguir que el 9,7% de la población colombiana que aún cocina con leña disponga de un energético adecuado para cocinar y proporcionar los medios para que más hogares y personas tengan acceso a dispositivos y otros medios para transformar la energía en bienestar.

El IMPE muestra que la pobreza energética en la zona rural remota es 11 veces la de los grandes centros urbanos. Casi la mitad de los habitantes de municipios remotos, el 47,9%, se ubican en esta situación. En contraste, solo el 4,3% de las personas en grandes centros urbanos son pobres energéticos. Las brechas del IMPE entre departamentos son mayores que las observadas según el grado de urbanización. Mientras que Quindío, San Andrés, Bogotá y Valle del Cauca registran una pobreza energética por debajo del 4%; Vichada, Vaupés, Guainía y La Guajira muestran incidencias por encima del 70 %. La mitad de los pobres energéticos se localizan en Córdoba, Nariño, Magdalena, Bolívar, La Guajira y Cauca.

El informe considera que para el diseño focalizado de políticas públicas, la estrategia de reducción de pobreza energética debería ser diferencial por departamentos: mientras que hay unos departamentos que demandan una estrategia enfocada en el acceso a energía adecuada y de calidad, en una modalidad que podría llamarse de primera generación como en Córdoba, Sucre, Bolívar , Tolima, Casanare y Caquetá; los demás entrarían en estrategias de segunda y tercera generación conforme la importancia de las demás dimensiones que tienen foco en dispositivos para transformar la energía en bien-estar o en equipamientos del territorio.

El IMPE también muestra la relevancia del gas natural en una agenda de reducción de pobreza energética. Mientras que el porcentaje de pobreza energética de la población que no cuenta con gas natural es 44,5%, el de los hogares con gas natural es 6,6%. Así mismo, el gas natural también es importante porque su acceso está asociado a la tenencia de dispositivos que transforman la energía en bienestar, es el caso de la estufa y el calentador de agua.

Fuente: Eje 21