La demanda de biocombustibles da señales de mantenerse firme para los próximos años, como alternativa para la transición energética. Como resultado, Brasil tiende a ser uno de los principales beneficiarios, dice Itaú BBA en su primer análisis sobre biocombustibles globales.
Según el banco, esa demanda puede estimular las exportaciones de etanol, otros combustibles ?´verdes?´ y granos para la producción de biocombustibles de Brasil. Además, tiende a aumentar los precios internacionales de los granos.

Guilherme Bellotti, gerente de Agro Consultancy del banco, dijo que, ante este escenario, la industria estadounidense ha tenido muchos incentivos para aumentar la producción del sector, principalmente de etanol y diesel de biomasa. El etanol, a su vez, se utiliza como insumo para la fabricación de bioqueroseno de aviación, el Combustible de Aviación Sostenible (SAF). Así, según el analista, hay una nueva demanda que puede ser satisfecha con el aporte de insumos brasileños.

“Considerando que solo el 30% de la producción esperada de AFS en Estados Unidos en 2050 se produce a partir de etanol de maíz, la necesidad adicional del cereal sería de 150 millones de toneladas”, estimó.

Este es un gran salto, dado que, para 2030, la proyección de consumo de EE. UU. para este fin es de 13 millones de toneladas. “Creo que esto abre otro motor (motivador) de la demanda de productos agrícolas”, agregó.

Según Pedro Simionato, analista de commodities en el área de biocombustibles de Itaú BBA, el SAF se puede producir con etanol, aceites y grasas vegetales, aunque EE. UU. tiene proyectos de plantas que apuntan a fabricar el producto solo a partir de etanol.

Esto se debe a que los aceites y grasas también son materia prima del diesel de biomasa (biodiesel) ---utilizado en mezclas con el diesel convencional---y del diesel verde, que puede reemplazar al combustible fósil.

“Con el aumento de la producción de diesel verde en los EE.UU., adoptamos la premisa de que el mismo material que se usa para el biodiesel se seguirá usando para el diesel verde”, estimó Bellotti. El aceite de soja, por ejemplo, representa alrededor del 48% de la materia prima del diésel de biomasa en EE. UU., según datos de la Agencia Internacional de Energía (AIE).

Considerando el horizonte entre 2022 y 2027, Itaú BBA estima que el consumo de soja para diesel de biomasa en los EE. UU. debe aumentar en alrededor de 17,6 millones de toneladas, llegando a 45,3 millones de toneladas.

De materializarse este incremento en la demanda de soja por parte de la industria estadounidense, será necesario ampliar el área sembrada, que necesitaría crecer en alrededor de 4,6 millones de hectáreas para sumar un volumen de 17,6 millones de toneladas de la oleaginosa, según la estimación.

“Esto puede parecer poco, pero es relevante tener en cuenta que el espacio para la expansión de nuevas áreas agrícolas en Estados Unidos es limitado, lo que sugiere que probablemente habría que ceder áreas de otros cultivos para la soja”, dijo Bellotti.

Pero el avance de la siembra sobre otros cultivos depende de una apreciación de los precios de la soja. “Y ahí se abre un espacio para condiciones productivas atractivas en otros países como Brasil. Tenemos áreas de pastos degradados y tecnología que permite aumentar la producción”, observó el analista.

Además, una eventual reducción en el excedente exportable de soja de los Estados Unidos para satisfacer la demanda local de la industria de biocombustibles podría ejercer presión sobre el flujo de comercio internacional de productos.

“Esto también tendería a influir positivamente en los precios para estimular el avance de la oferta en otros orígenes”, evaluaron los especialistas del banco.

Para Simionato, aunque ese movimiento se dé de forma gradual y gradual, la expectativa es que Brasil se beneficie tanto como exportador de productos agrícolas como proveedor de biocombustibles a los EE.UU. de forma más completa.

Fuente: Globo Rural