Para mirar decididamente al futuro, todos los temas deben ser incluidos y entonces, hablar de la Energía Verde se hace indispensable.
Una estrategia de reconversión energética a corto, mediano y largo plazo supone grandes desafíos. Para mirar decididamente al futuro, todos los temas deben ser incluidos y entonces, hablar de la Energía Verde se hace indispensable. Argentina necesita un Estado que promueva los debates y acompañe a la sociedad en la búsqueda de respuestas a temas habitualmente considerados secundarios y que me propongo incluir, llegado el momento, en la agenda de discusión nacional.   

No debemos ni podemos dejar de analizar los escenarios que implican la posibilidad de una estrategia de reconversión energética a corto, mediano y largo plazo.   

Mientras hacemos todo lo que hay que hacer para aprovechar integralmente el recurso de clase mundial que es Vaca Muerta, que está en un proceso que irá cambiando la realidad energética a partir de la producción de gas y petróleo no convencional, es muy necesario detenernos a estudiar los principios y necesidades de adaptación logística, pero también de cambio cultural en la lógica de la producción.   Promover cambios en la mirada empresarial, para la incorporación de la denominada ¨Economía Verde¨ que se define como “un modelo económico que busca un desarrollo rentable y a la vez sostenible”, ejerciendo actividades que generen beneficios medioambientales, sociales y económicos.  

 Podremos encontrar nuevas oportunidades para el desarrollo del país, generando puestos de trabajo novedosos relacionados con esta actividad.  

 En la medida en que nos adentramos en estas formas de producción, será necesario encarar una estrategia para la mitigación de gases que generan el cambio climático, poniendo especial atención en la adaptación a los impactos de esa reconversión.

Todo un desafío para nuestra infraestructura actual, que nos obligará a tener los sentidos atentos y la mente abierta para encontrar las soluciones de esta nueva era que se hace imprescindible abordar. La sequía nos hace un llamado urgente. La falta de reacción del gobierno ante el desastre deja, una vez más, a chacareros y productores, pero también a toda la sociedad argentina, en una inadmisible desprotección por parte del Estado, frente a la cual debemos comprometernos en buscar las soluciones con la inmediatez que la crisis nos reclama.   

Claro que, para el despliegue de una estrategia sostenida hay supuestos básicos de ordenamiento del Estado y de continuidad y previsibilidad indispensables que debemos atender y ampliar.   Se hace imprescindible un mensaje contundente sobre la certidumbre jurídica y económica, la reformulación de la legislación laboral para posibilitar las inversiones y la contratación dinámica de los trabajadores que se requieran.  

 También poner el acento decididamente en la formación y capacitación de trabajadores en oficios relacionados con los empleos verdes para atender, entre otras necesidades de esta nueva industria, la instalación y conexión de energías renovables, como lo son la eólica y la solar o la generación de gas y electricidad utilizando de manera industrial residuos orgánicos, de cosecha y del agro en general.   Poner de pie y de manera coordinada, a industrias y sectores productivos que hoy hacen el esfuerzo solos y que no reciben el apoyo de un Estado inmenso que atiende sus necesidades con criterio de clientelismo político, sin ningún principio de austeridad ni de lógica de servicio hacia los actores más dinámicos que empujan a diario a la Argentina hacia el futuro, mientras la gestión estatal atiende su propio juego de prebendas y pagos políticos, escondiendo los acuerdos y arreglos con mirada electoral, atiborrando al erario público de gastos en estructuras innecesarias.

  Si nos damos una política para este sector, tendremos posibilidades de lograr un camino intentando una mayor eficiencia energética; quizás volver a los días del transporte eléctrico como lo fueron aquellos días cuando en las calles de varias ciudades argentinas circulaban tranvías y trolebuses, que fueron insignias de progreso y cuidado ambiental.  

 Con una política correcta, se puede impulsar el reingreso en el circuito productivo de materias primas tratadas postdesecho, como lo son los residuos; la restauración de los recursos degradados y la consecuente prevención de sequías, inundaciones e incendios. Todo este proceso se inscribe en la llamada bioeconomía, que deberemos analizar en detalle. Sueño con un país que salga de la parálisis que le produce el populismo castrante.

  Un país que, con esfuerzo, con dedicación permanente y sostenida a base de reglas claras y parejas para todos, nos permita edificar las condiciones de progreso que eviten que se haga realidad en estas tierras, la alerta que dice: ¨nunca sabremos el valor del agua hasta que el pozo esté seco¨.   El único pozo seco al que no debemos temer, es el que nutre de agua al populismo.

Fuente: Agencias