La industria petrolera se mueve en base a circunstancia regionales y, más aún, a las características de cada país, por tanto, no se puede hablar de un “modelo global” que reacciona de una manera única o conjunta a los episodios coyunturales, como son considerados, para el sector, la pandemia del Covid 19 y la guerra entre Rusia y Ucrania.
La transición hacia las energías alternativas es una tendencia consolidada, “sin vuelta atrás” que se ha visto ralentizada por los episodios actuales, pero no será revertida o paralizada porque tiene una importancia esencial para responder a la demanda creciente de la población y de energías. Estos criterios fueron expresados por Carlos Garibaldi, secretario ejecutivo de la Asociación Regional de Empresas del Sector Petróleo, Gas y Biocombustibles en América Latina y el Caribe (ARPEL) e Irene Alfaro Barrios, directora de Downstream de la misma entidad, en el coloquio virtual realizado por la revista ENERGÍABolivia.

NI SIQUIERA HAY UN MODELO

“Ni siquiera hay un modelo latinoamericano, sino un modelo de transición energética para cada país, de acuerdo a sus circunstancias de pobreza, de desarrollo y al derecho que tienen de monetizar sus recursos en beneficio del pueblo”, dijo Garibaldi al indicar que lo que vive actualmente Europa, por la guerra y el petróleo, tiene características muy particulares con empresas que se ven presionadas a dejar de ser exclusivamente petroleras y pasar a ser industrias energéticas.

Fuente: Energía Bolivia

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