La semana pasada el barril trepó a máximos desde 2008. Las represalias de EE.UU. y el Reino Unido complicaron aún más el panorama. Todos miran al oráculo de Omaha y analizan alternativas. Aún se debate si este shock del precio del barril será corto o como en los '70.
El petróleo parece haberle dado un respiro ayer a los mercados tras registrar caídas de más del 6% dejando el barril entre 102 y 105 dólares, WTI y Brent respectivamente. Sin embargo, el debate sobre el actual shock petrolero se intensifica, sobre todo, luego de que el barril coqueteara la semana pasada con los 133 y 140 dólares respectivamente.

Se trata de precios máximos desde 2008. Todo, claro, vinculado con la crisis geopolítica desatada tras la invasión rusa a Ucrania y al temor a que haya desabastecimiento, y luego de que EE.UU. y el Reino Unido prohibieran la importación de petróleo ruso. En el ínterin muchos pispiaron el accionar del célebre Warren Buffett y vieron que está comprando acciones de Occidental Petroleum .

Según Berkshire Hathaway, el holding del legendario inversor, la entidad compró 27,1 millones de acciones valoradas en u$s1.500 millones .

Esto fue después de haber comprado hasta 91,2 millones de títulos de la petrolera con sede en Los Ángeles, por un valor de u$s4.500 millones.

De esta manera la petrolera americana ingresó en el Top Ten de las compañías más importantes para Berkshire, que ya controla un 12% del capital de Occidental Petroleum. Fuentes del mercado señalan que Buffett puede alcanzar hasta un 20% del capital, debido a un acuerdo de 2019 que ayudó a financiar la compra de Anadarko por parte de Occidental.

Cabe señalar que las acciones de Occidental subieron casi un 90% en los últimos 12 meses ante el aumento de los precios del crudo, algo que está siendo aprovechado por Berkshire Hathaway para reforzar su participación en la compañía.

Ahora bien qué otras opciones tienen los inversores con liquidez en este momento. Según los expertos del JP Morgan, las petroleras europeas son una gran opción ante la posibilidad de que se produzca un shock energético.

Sus previsiones hasta fines de 2023 indican que el flujo de caja libre de estas compañías puede subir hasta un 20%, ya que trabajan con escenarios de un Brent de 130 dólares a largo plazo a pesar del posible regreso de Irán y un impacto limitado en la producción de petróleo de Rusia.

¿Por qué las petroleras europeas?

Explican que cotizan con una valoración atractiva ya que sus precios están descontando niveles de 60 a 70 dólares por barril, y una normalización hacia niveles de 90 dólares todavía implica una prima del 17% sobre la rentabilidad de su flujo de caja libre.

En este escenario, sus papeles favoritos son Shell, Eni, BP y Repsol. Por su parte los estrategas del grupo suizo Julius Baer intentan poner paños fríos al debate del shock petrolero sosteniendo que pese a todo el mundo no está a punto de quedarse sin petróleo.

Por un lado subestiman el impacto de las decisiones de los gobiernos de Joe Biden y de Boris Johnson, y destacan la existencia de elevados stocks estratégicos que pueden satisfacer cualquier bache en el suministro.

Por otro lado, consideran que la escalada de precios se irán amortiguando y compensando a lo largo de las próximas semanas y meses, y no en años.

En esa línea también unen los analistas del grupo germano Berenberg cuya principal tesis es que probablemente esta crisis petrolera sea de corto plazo. Así tras evaluar las grandes crisis del crudo desde 1990 arriban a cuatro premisas.

En primer lugar, el precio sigue muy por debajo de máximos en términos reales (en términos nominales tocaron máximos de 2008).

Sin embargo, estos analistas explican que, en términos reales, la suba es mucho menos extrema. Los precios actuales siguen estando un 36% por debajo de los máximos de 2008, en términos reales.

Se necesitaría un barril Brent de 180 dólares para volver a niveles de julio de 2008 en términos reales. En segundo término, la situación es muy diferente a lo que se vivió en los ’70 porque hoy en día las economías avanzadas dependen mucho menos del petróleo que hace 50 años.

Además la oferta mundial es mucho más competitiva y, por tanto, elástica, a diferencia de lo que ocurría entonces, cuando la OPEP controlaba el mercado.

En tercer lugar, las subas del precio del petróleo no suelen ir asociadas a un freno importante y duradero para los resultados económicos.

Si bien habrá un golpe a corto plazo debido al aumento de los precios del crudo, y que en el primer y segundo trimestres muchas economías europeas probablemente se estancarán el impacto a medio plazo no será tanto. Al respecto advierten que para Europa continental las interrupciones del suministro de gas natural podrían ser un problema mayor que la crisis del precio del petróleo.

Por último, explican que un año después de una crisis petrolera, con excepción de la financiera global de 2008, el PIB real de las principales economías avanzadas fue normalmente más alto .

En general, las crisis de los precios del petróleo no desvían el crecimiento durante mucho tiempo. De todos modos reconocen que en este contexto, el principal riesgo para que la situación se quiebre está en que la Unión Europea se sume a EE.UU. en el embargo de petróleo.

Si los suministros rusos de petróleo a los mercados mundiales (11% del total) se recortan de forma importante, el choque resultante de la oferta mundial provocaría probablemente un golpe más profundo a corto plazo, seguido de una recuperación mucho más lenta después, hasta que otros productores mundiales compensen la caída de la producción rusa.

Fuente: Ámbito