El Ministerio de Hidrocarburos no ha confirmado los miembros de la delegación que participan en la cumbre del Foro de Países Exportadores de Gas en Doha, convocada específicamente para hacer lobby junto al invitado estelar, el presidente ruso Vladimir Putin, en el marco de la tensión con Estados Unidos por el rol que se pretende adjudicar a Ucrania.
De momento no hay guerra, pero el barril de petróleo se ha disparado por encima de los 90 dólares y el GNL triplicado sus precios de referencia, y eso requiere un pensamiento conjunto.

Es tal vez la cumbre más importante del Foro en términos geoestratégicos, pero seguramente la menos importante en términos económicos por lo cortoplacista del impacto, a menos que realmente la deflagración acabe volteando el orden mundial hacia Pekín.

Bolivia es uno de los países menos relevantes dentro del Foro, donde están gigantes como Catar, Nigeria o Argelia y otros como Corea del Norte o Brunei. En total los 11 países miembros producen sobre el 60 por ciento del gas mundial, aunque hay otros que no participan.

El gas está viviendo una segunda primavera luego de que las cumbres mundiales por el clima le concedieran una moratoria al menos hasta 2050 sobre su pena de muerte, algo de lo que no se librarán – dicen – el resto de combustibles fósiles como el carbón y el petróleo, que se debe dejar de usar progresivamente, según acuerdo, desde 2030.

Mientras las cifras de Catar, por ejemplo, son estratosféricas: 100 millones de toneladas al año y sobre los 500 millones de metros cúbicos diarios comercializados sobre todo a través de barcos metaneros en el mercado universal de ultramar, en Bolivia la producción sigue a la baja y apenas se superan los 40 millones de metros cúbicos diarios en la actualidad.

Fuente: Energía Bolivia

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