Viernes, 01 Octubre 2021

Herencia sin gas

Cuando estaba llegando el taladro petrolero que Hugo Chávez había decidido dar en alquiler al gobierno del cocalero Morales, los indígenas de la región de Lliquimuni, en el norte de La Paz, dijeron que no aceptaban la violación de su territorio.
Era el año 2008 y el cocalero se opuso a que los indígenas tuvieran el derecho a la “consulta previa”, reconocido por las leyes. Y protestó diciendo: “¿Y entonces, de qué vamos a vivir?” Llegó el taladro venezolano pero nunca fue usado por YPFB, aunque un año después PDVSA hizo saber al Gobierno boliviano que las facturas del alquiler del equipo estaban corriendo y que en ese momento, con el taladro todavía sin desembalar, la deuda era de 6,5 millones de dólares.

Lo que pasó después permite sospechar que el cocalero encontró una respuesta a su pregunta: había que vivir de otras cositas para las cuales no se necesitan taladros petroleros. Y a eso se dedica en cuerpo y alma, aunque ahora ha agrandado su visión: piensa en la geopolítica de la coca y sus derivados.

El taladro fue olvidado y Chávez entendió que el negocio estaba en otras cosas, aquellas que sugería el cocalero, con lo que todo el proyecto petrolero quedó archivado para ambos países: PDVSA está ahora quebrada mientras que YPFB se ha quedado sin reservas de gas natural, pero el otro negocio va a toda vela.

Fuente: El Deber

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