Parten afirmando que en la última Prospectiva Energética de América Latina y el Caribe, que acaba de presentar la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE, 2019), puede constatarse que la matriz de consumo de energía final de toda la región estuvo cubierta hasta un 65,4% por energéticos fósiles el año 2017; haciendo notar que esta proporción sube al 76,6% en el caso de la Zona Andina en el mismo año.
“El problema está en que esta preeminencia de los combustibles fósiles no tiende a cambiar. En efecto, en un Escenario de Políticas Actuales (EPA), según la prospectiva, se prevé que la proporción de los combustibles fósiles baje al 61,1%”, dijeron.
ESCENARIOS MUY ALEJADOS
Consideran que, en este marco, son escenarios muy alejados de la -cada vez más urgente- transición energética, a pesar de que los países latinoamericanos han comprometido reducir sus emisiones de carbono por medio del instrumento denominado Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por su sigla en inglés).
Fuente: Energía Bolivia
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