Aunque la mayoría de los bolivianos tomaron esas palabras como muestra del sentido de humor del presidente, o de su ironía, otros la tomaron como un gesto de soberbia, equivalente a decir: “Los masistas hacemos lo que nos da la gana” o “si hacemos mal las cosas es porque jamás, nadie, nos podrá pedir cuentas”.
Porque, de veras, este proyecto, igual que la mayoría de los que aprobó el gobierno del cocalero Morales, es un ejemplo de lo que no se debe hacer en el manejo de la economía. No se hizo un estudio de factibilidad, porque de esa manera los masistas estaban mostrando que hacían lo que les daba en gana, incluso cuando destinaban 4.000 millones de dólares a la propaganda y menos de la mitad a salud, con la firma del ministro Arce.
Un estudio de factibilidad hubiera observado que, si la planta estaba concebida para que su producción tenga como destino casi exclusivo la exportación, había que ubicarla –algo elemental– cerca de alguna frontera, mejor si es de la frontera con el país que más demanda el producto.
Fuente: El Diario
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