En pocos días el Poder Ejecutivo definirá los nuevos precios de los combustibles que regirán durante setiembre, de acuerdo con el nuevo mecanismo mensual de fijación de tarifas del gobierno,
que acompasa las tarifas en función del comportamiento del Precio de Paridad de Importación (PPI), que releva la Unidad Reguladora de Servicios de Energía y Agua (Ursea).

Hasta ahora cada vez que el Poder Ejecutivo comunicó una decisión respecto a las tarifas de los combustibles, siempre se refirió a la evolución internacional del precio del petróleo como la variable de peso que había tenido en cuenta. Lo hizo este año cuando en plena pandemia decidió mantener los precios congelados hasta mayo, y después en las tres ocasiones cuando hubo aumento.

Siguiendo ese razonamiento, si se mira la foto de cómo evolucionó el crudo en el mes móvil (cerrado al 15 de agosto) la puerta estaría abierta para una baja de tarifas de entre 3% y 4%. Pero las cosas no son tan simples y no existe una relación tan lineal entre el comportamiento del crudo y el precio que termina pagando el consumidor uruguayo.

El insumo que el Poder Ejecutivo comenzó a tomar para revisar mensualmente las tarifas de Ancap es el informe de la Ursea sobre PPI de los combustibles. La determinación de los precios de paridad de importación corresponde al ejercicio teórico de calcular el precio en el mercado local de productos terminados de similar calidad a la de los producidos por Ancap, en la hipótesis de que los mismos puedan ser importados libremente.

En productos como naftas y el gasoil el mercado referencia para la metodología de la Ursea es el de la Costa del Golfo de México en EEUU (USGC). En el primer producto el precio internacional de referencia que toma en cuenta el regulador es la cotización promedio de dos tipos de gasolinas: CBOB Regular 87 y CBOB Premium 93. En el caso del gasoil el precio referencia es el Ultra Low Sulfur Diesel (ULSD 62). La metodología del regulador también incorpora otras especificaciones, de menor peso, como el costo del flete, seguro o la mezcla con biocombustibles tanto para la nafta como el gasoil.

Según datos procesados por El Observador, tomando cuenta la cotización promedio de estos productos en el mes móvil que va del 16 de julio al 15 de agosto, el precio de la nafta debería subir alrededor de 1% pero el precio del gasoil bajaría en una proporción similar (1%) a partir de setiembre. Fuentes del mercado de combustibles consultadas por El Observador coincidieron en que la evolución de las cotizaciones en el Golfo de México sustentan esa proyección. La última palabra la tendrán las autoridades del Poder Ejecutivo, una vez que reciban el informe oficial de la Ursea. El tipo de cambio durante el período de análisis prácticamente no tuvo cambios al comparar los promedios mensuales de los últimos dos meses.

Otra aproximación que resulta útil es ver qué ha pasado con el precio de la gasolina convencional de la Costa del Golfo de México en las últimas semanas (ver gráficos). A mediados de julio el valor del galón tuvo una baja y llegó a cotizar a US$ 2,055. Sobre fines de ese mes hubo un repunte hasta un máximo de US$ 2,3, y se estabilizó luego en valores entorno a US$ 2,2 entrado el mes de agosto, según datos de la Administración de Información de Energía (EIA) de EEUU. En el caso del diésel (ultra-low sulfur) su precio promedió los US$ 2,045 por galón, levemente por debajo de los US$ 2,076 que fue la media del mes móvil anterior.

Fuente: El Observador