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Cambiar la forma en la que la población mundial se alimenta, con más legumbres, frutas, verduras y frutos secos y con carne producida de forma sostenible, podría evitar para 2050 el equivalente a multiplicar por ocho las emisiones anuales de efecto invernadero que genera el transporte de toda la Unión Europea. Hasta ocho gigatoneladas de CO2. Esta es solo una de las contribuciones en las que, cambiando el sistema alimentario, el planeta estaría más cerca de no superar los 2ºC de calentamiento fijados en el Acuerdo de París, la barrera a partir de la cual se muestra la peor cara del cambio climático.
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Cambiar la forma en la que la población mundial se alimenta, con más legumbres, frutas, verduras y frutos secos y con carne producida de forma sostenible, podría evitar para 2050 el equivalente a multiplicar por ocho las emisiones anuales de efecto invernadero que genera el transporte de toda la Unión Europea. Hasta ocho gigatoneladas de CO2. Esta es solo una de las contribuciones en las que, cambiando el sistema alimentario, el planeta estaría más cerca de no superar los 2ºC de calentamiento fijados en el Acuerdo de París, la barrera a partir de la cual se muestra la peor cara del cambio climático.
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