Pese a las garantías de la UE, el Parlamento británico rechaza de nuevo el pacto, con 391 votos en contra frente a 242 a favor.
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Theresa May nunca tuvo el control del calendario, por mucho que esa fuera su estrategia. Apuró los plazos para situar ante el abismo a los euroescépticos conservadores y a la Unión Europea sin darse cuenta de que era ella la que se acercaba al borde. El Parlamento rechazó este martes, por segunda vez, su plan del Brexit, con 391 votos en contra frente a 242, a pesar de las concesiones arrancadas a última hora por la primera ministra a Bruselas sobre la controvertida salvaguarda (o backstop) para la frontera irlandesa. Ni su propio equipo legal las creyó, como dejó claro el abogado general del Reino Unido, Geoffrey Cox.

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