Empresarios se quejaron por costos dolarizados y alertaron que podrían impactar en el empleo.
Fuente: BAE
   
Ariel Maciel

El Gobierno nacional tiene en su poder una serie de reclamos y propuestas para aplicar una tarifa diferencial de energía a las pymes industriales, que vieron engrosar los costos fijos y le quitaron competitividad y previsibilidad ante un escenario de inestabilidad cambiara por la dolarización de las tarifas de gas y electricidad. Los funcionarios analizan por estas horas la viabilidad de los pedidos de los fabricantes aunque dejaron trascender que, a pesar de los beneficios para el empleo y los precios en los productos finales, sería inaplicable. En esta ocasión se supo que Industriales Pymes Argentinos (IPA) fue la entidad que le envió una propuesta concreta para pesificar los costos energéticos y congelar los precios por seis meses “para dar previsibilidad al sector”.

La carta llegó a las manos del ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, y del secretario Pyme, Mariano Mayer, quien había pedido el envío de la misiva. Hasta ayer no había respuesta oficial aunque los empresarios mantenían la esperanza de que se active una medida en esa dirección. “La predisposición del Gobierno para atender las propuestas en beneficio de las Pymes es fundamental porque el sector espera señales de confianza, acompañadas de medidas concretas para apuntalar la producción y el empleo. Por eso también vemos con agrado que las demás entidades se hayan sumado al planteo que el IPA viene realizando desde febrero pasado en materia energética”, afirmó el presidente del IPA, Daniel Rosato. Según esa entidad, los costos energéticos de las pymes se multiplicaron por 20 desde la llegada de Cambiemos. En el caso de la electricidad, generó un salto de la incidencia del gasto variable por kilowatts medidos en pesos: mientras en 2015 era de 0,08; en febrero del 2016 llegó a 0,35; en marzo del 2017 a 0,70; para llegar en agosto pasado a 1,58. El informe realizado por el departamento económico del IPA señaló que la carga del costo energético “era marginal a fines de 2015 (tarifas atrasadas); tolerable hasta el anterior incremento relevante (marzo de 2017) cuando había llegado a representar el 13,5%; inviable en la actualidad por los niveles de nuestras actividades, dado que generan pérdidas insostenibles”.

Los costos energéticos que tienen las fábricas ya representan un 24% de los gastos totales de las fábricas, y según los propios fabricantes, el traslado a precios de esos costos explicó en las góndolas el 30% de la inflación. Por eso, pidieron retrotraer el aumento a marzo pasado, pesificar el valor de la energía y congelar subas por 180 días para dar previsibilidad al sector. Si bien los industriales aseguran que el funcionario había tildado de “viable” alguna solución para el conflicto que “pone en riesgo muchas fuentes de trabajo en el medio de una recesión mucho más fuerte para el próximo semestre”, fuentes de Producción admitieron a BAE Negocios que “es muy difícil que se cambien las condiciones que existen en la actualidad”. Los dueños de las fábricas se quejaron de que la dolarización de insumos fundamentales para la producción manufacturera argentina generó que, ante el salto cambiario del 100% que se produjo a partir de la turbulencia financiera de los últimos meses, la inestabilidad “impactara en la inflación de precios al consumidor de manera directa y afectara al poder adquisitivo de los trabajadores, parte fundamental para la reactivación del alicaído mercado interno”.