El equipo, sostenido por Keylor Navas, resiste como puede frente a un Bayern con extraordinaria determinación desde el principio y alcanza su 16ª final de la Copa de Europa.

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Por las bravas, con el corazón en los huesos, el Real Madrid logró alistarse para su 16ª final de la Copa de Europa. Lo consiguió con el cuchillo entre los dientes y la mandíbula de hormigón, mayormente enclaustrado en su área frente a un Bayern que se desplegó con una determinación extraordinaria. Así fue desde el amanecer hasta la caída del telón, con los madridistas ya resopla que resopla. El Bayern les condujo a un pulgar del abismo en una noche que le exigió más corajina que otra cosa. Arrojo, arrojo y arrojo en un duelo con Benzema como imprevisto goleador, pero, sobremanera, con Keylor por bandera. En un doble duelo con Cristiano seco, la crecida del meta costarricense evidencia el mal trago del campeón frente a un Bayern imperecedero hasta en la derrota...Siga leyendo>