FUENTE: PÁGINA SIETE
La producción de gas del principal departamento productor del país, Tarija, que alcanzó un pico de 41,61 millones de metros cúbicos día (MMmcd) en 2014, disminuyó a 32,45 MMmcd en 2017, un 22% menos, según datos de la Agencia Nacional de Hidrocarburos. Expertos atribuyen la baja a la declinación de los campos en esa región como San Alberto y Sábalo, entre otros. Después de 2014, en ese departamento se observó una caída gradual de la producción (ver gráfica), que también se expresó en los líquidos que bajaron de 43.278 barriles día (BDP) a 31.210 BDP el año pasado.
La extracción de gas en Chuquisaca en el periodo de análisis bajó hasta 6,29 MMmcd, un 0,7% menos, y la de Cochabamba a 1,53 MMmcd, 25% menos. El único departamento en el que hubo un incremento de la producción de gas fue Santa Cruz, que llegó hasta 16,37 MMmcd, un 44,4% más que en 2014. De esa manera se convirtió en la segunda región productora del país. Su oferta de líquidos pasó de 7.374 BDP a 12.733 BDP. Las razones de la baja Mauricio Lea Plaza, asambleísta departamental de Tarija, explicó que en 2017 la producción de gas y líquidos de tres de los cuatro campos más importantes que hay en la región, Sábalo, San Alberto e Itaú disminuyó y sólo la de Margarita aumentó. “La baja es irreversible y no se puede cambiar; en consecuencia, eso tendrá un efecto negativo a largo plazo en la economía del departamento”, advirtió. Según los datos del asambleísta, para 2017 Tarija tenía programado un ingreso de 1.400 millones de bolivianos, pero sólo percibió 1.100 millones, es decir 300 millones de bolivianos menos por regalías del gas. Lea Plaza apuntó que desde mediados de 2014, Tarija ha sufrido un descenso en los ingresos que percibe por la renta petrolera por efecto del precio del petróleo y ahora se viene un efecto por la caída de la producción. “La situación es muy complicada. En 12 años no se ha descubierto ningún campo; por lo tanto, no hay reposición de reservas. El fondo al incentivo a la exploración no funcionó, tenemos la plata guardada en el Banco Central, pese a que se debita de las cuentas de los gobiernos departamentales y municipales”, cuestionó.
El analista Raúl Velásquez, de la Fundación Jubileo, sostuvo que en los datos de la ANH se observa primero que en 2017 hubo una disminución de 3% en la producción promedio diaria de gas natural en relación con 2016 y de casi un 8% con los niveles alcanzados en 2014. “Este aspecto preocupa, considerando que el sector de hidrocarburos es uno de los pilares de la economía del país. Además, muestra una deficiente capacidad de reposición de reservas mediante procesos de exploración (seguimos explotando los mismos campos, a excepción de Incahuasi) y hay un desequilibrio en el ritmo de las actividades de exploración, explotación y comercialización”, subrayó. Añadió que Bolivia debería disponer de 64 MMmcd para cumplir con los máximos de los contratos con Brasil, Argentina y el mercado interno.
Por ejemplo citó que Tarija hasta 2014 aportaba con cerca del 70% de la producción nacional de gas natural; actualmente la inyección alcanza al 57% del total. “La baja se debe principalmente a la declinación en la producción del campo San Alberto desde 2015; adicionalmente, el campo Sábalo registró una producción promedio de 18 MMmcd en 2014, lo que significa que en 2017 disminuyó un 22%, alcanzando una producción promedio de 13,9 MMmcd”, dijo.
Chuquisaca mantiene su producción en torno a los seis MMmcd, que se explica por su participación en los campos Margarita - Huacaya (bloque Caipipendi). Aunque también llama la atención el retraso de las actividades del bloque Azero, ubicado entre Chuquisaca y Santa Cruz, cuyo contrato de exploración y explotación fue aprobado por la Asamblea en 2013, pero hasta la fecha no hay avances. En Cochabamba la tendencia se mantiene a la baja por la declinación de sus campos, además que es un departamento con campos mayormente petrolíferos, en los cuales hubo muy poca inversión. En el caso de Santa Cruz, entre 2013 y 2016 mantuvo su producción en un promedio de 11 MMmcd y en 2017 aumentó en 33%, que se fundamenta en el campo Incahuasi, que inició operaciones en agosto de 2016 con un promedio de cuatro MMmcd y para el segundo semestre del año pasado duplicó ese volumen. “En general, la situación es muy complicada. En 12 años no se ha descubierto ningún campo; por lo tanto, no hay reposición de reservas. El fondo para la exploración no funcionó, tenemos la planta guardada, pese a que se debita de las cuentas de gobernaciones y municipios”, criticó.
La producción de gas del principal departamento productor del país, Tarija, que alcanzó un pico de 41,61 millones de metros cúbicos día (MMmcd) en 2014, disminuyó a 32,45 MMmcd en 2017, un 22% menos, según datos de la Agencia Nacional de Hidrocarburos. Expertos atribuyen la baja a la declinación de los campos en esa región como San Alberto y Sábalo, entre otros. Después de 2014, en ese departamento se observó una caída gradual de la producción (ver gráfica), que también se expresó en los líquidos que bajaron de 43.278 barriles día (BDP) a 31.210 BDP el año pasado.
La extracción de gas en Chuquisaca en el periodo de análisis bajó hasta 6,29 MMmcd, un 0,7% menos, y la de Cochabamba a 1,53 MMmcd, 25% menos. El único departamento en el que hubo un incremento de la producción de gas fue Santa Cruz, que llegó hasta 16,37 MMmcd, un 44,4% más que en 2014. De esa manera se convirtió en la segunda región productora del país. Su oferta de líquidos pasó de 7.374 BDP a 12.733 BDP. Las razones de la baja Mauricio Lea Plaza, asambleísta departamental de Tarija, explicó que en 2017 la producción de gas y líquidos de tres de los cuatro campos más importantes que hay en la región, Sábalo, San Alberto e Itaú disminuyó y sólo la de Margarita aumentó. “La baja es irreversible y no se puede cambiar; en consecuencia, eso tendrá un efecto negativo a largo plazo en la economía del departamento”, advirtió. Según los datos del asambleísta, para 2017 Tarija tenía programado un ingreso de 1.400 millones de bolivianos, pero sólo percibió 1.100 millones, es decir 300 millones de bolivianos menos por regalías del gas. Lea Plaza apuntó que desde mediados de 2014, Tarija ha sufrido un descenso en los ingresos que percibe por la renta petrolera por efecto del precio del petróleo y ahora se viene un efecto por la caída de la producción. “La situación es muy complicada. En 12 años no se ha descubierto ningún campo; por lo tanto, no hay reposición de reservas. El fondo al incentivo a la exploración no funcionó, tenemos la plata guardada en el Banco Central, pese a que se debita de las cuentas de los gobiernos departamentales y municipales”, cuestionó.
El analista Raúl Velásquez, de la Fundación Jubileo, sostuvo que en los datos de la ANH se observa primero que en 2017 hubo una disminución de 3% en la producción promedio diaria de gas natural en relación con 2016 y de casi un 8% con los niveles alcanzados en 2014. “Este aspecto preocupa, considerando que el sector de hidrocarburos es uno de los pilares de la economía del país. Además, muestra una deficiente capacidad de reposición de reservas mediante procesos de exploración (seguimos explotando los mismos campos, a excepción de Incahuasi) y hay un desequilibrio en el ritmo de las actividades de exploración, explotación y comercialización”, subrayó. Añadió que Bolivia debería disponer de 64 MMmcd para cumplir con los máximos de los contratos con Brasil, Argentina y el mercado interno.
Por ejemplo citó que Tarija hasta 2014 aportaba con cerca del 70% de la producción nacional de gas natural; actualmente la inyección alcanza al 57% del total. “La baja se debe principalmente a la declinación en la producción del campo San Alberto desde 2015; adicionalmente, el campo Sábalo registró una producción promedio de 18 MMmcd en 2014, lo que significa que en 2017 disminuyó un 22%, alcanzando una producción promedio de 13,9 MMmcd”, dijo.
Chuquisaca mantiene su producción en torno a los seis MMmcd, que se explica por su participación en los campos Margarita - Huacaya (bloque Caipipendi). Aunque también llama la atención el retraso de las actividades del bloque Azero, ubicado entre Chuquisaca y Santa Cruz, cuyo contrato de exploración y explotación fue aprobado por la Asamblea en 2013, pero hasta la fecha no hay avances. En Cochabamba la tendencia se mantiene a la baja por la declinación de sus campos, además que es un departamento con campos mayormente petrolíferos, en los cuales hubo muy poca inversión. En el caso de Santa Cruz, entre 2013 y 2016 mantuvo su producción en un promedio de 11 MMmcd y en 2017 aumentó en 33%, que se fundamenta en el campo Incahuasi, que inició operaciones en agosto de 2016 con un promedio de cuatro MMmcd y para el segundo semestre del año pasado duplicó ese volumen. “En general, la situación es muy complicada. En 12 años no se ha descubierto ningún campo; por lo tanto, no hay reposición de reservas. El fondo para la exploración no funcionó, tenemos la planta guardada, pese a que se debita de las cuentas de gobernaciones y municipios”, criticó.