FUENTE: EL DÍA
Bajo el argumento de “financiar proyectos de inversión pública”, el acudir por cuarta vez a la emisión de “bonos soberanos” por $us 1.000 millones bajo una tasa de interés anual de 4,5%, tal como refleja el Presupuesto General del Estado (PGE) 2018, aprobado el pasado año en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), es vista como poco razonable. Sostienen que implica sumar más endeudamiento con el solo argumento de atenuar en algo la desaceleración económica y el crecimiento del déficit fiscal, que entre el 2016 y 2017 registró un promedio de 6,62%.
En cambio, para este 2018 se prevé un elevado déficit de 8,32%. Los especialistas en el tema, no dudan en citar que el gobierno de Evo Morales no cuenta con recursos para sostener la demanda interna vía inversión del gasto público. Por lo tanto no halla otra opción que acudir a la emisión de bonos en el mercado internacional para captar fondos que permitan afianzar la inversión pública, impedir el déficit fiscal y en el peor de los casos: evitar que el país caiga en inflación a mediano plazo. "Es síntesis, acudir a la emisión de bonos, es financiar gastos, debido a que los ingresos públicos no son suficientes por elevados gastos que se tiene en términos de inversión pública", explicó Germán Molina, economista. Por el contrario, para el economista Jimmy Osorio, la emisión de bonos de manera recurrente explica no solo la falta de ingresos que se mermaron por la caída de los precios internacionales de las materias primas, cuyo desenlace fue en picada entre el 2015 y 2016, sino también la debilidad de la demanda interna. "Eso explica que no es suficiente la demanda interna y por esa razón se tiene que acudir a bonos para cubrir el déficit con mayor endeudamiento", apuntó. Panorama de los bonos. El ingreso de Bolivia a los mercados mundiales de capital se inició el 22 de octubre 2012, luego continuó el 2013, con $us 500 millones por cada gestión.
Después, el 2015, el gobierno propuso vía una ley financial emitir bonos con un techo de $us 1.000 millones. Este hecho no se llevó a cabo, debido a que al final el Gobierno vio conveniente de no hacer uso. Con un intervalo de casi dos gestiones, la última emisión se hizo el 13 de marzo de 2017 en el mercado externo por $us 1.000 millones de dólares, a un plazo de 10 años y una tasa de interés de 4,5% anual. José Alberti, economista y expresidente del Colegio de Economistas de Santa Cruz, argumenta que con la anunciada emisión de bonos para este año, la deuda soberana acumulada llegaría a $us 3.000 millones. En ese sentido, la deuda externa pública de mediano y largo superaría los 10.000 millones de dólares, adyacente al 30% del Producto Interno Bruto (PIB) del país. "A pesar que los indicadores de sostenibilidad de la deuda externa pública todavía se encuentran dentro de parámetros internacionales razonables, no obstante, preocupa la velocidad con la que crece, presionando cada vez más las cuentas fiscales. Igualmente, no está claro el destino que se le dará a este enorme compromiso monetario con agentes externos de Wall Street", precisó. Desde el Gobierno. En un contacto reciente con los periodistas en La Paz, el viceministro de Tesoro y Crédito Público, Sergio Cusicanqui, informó que los recursos captados por esa operación fueron destinados a la construcción de hospitales de tercer y cuarto nivel en varias regiones del país; mientras el dinero de las emisiones de los años 2012 y 2013 se destinaron a infraestructura caminera.
Cusicanqui recordó que en 2012, 2013 y 2017 Bolivia emitió bonos soberanos para desarrollar proyectos estratégicos y se posicionó en el mercado internacional con la finalidad de diversificar su financiamiento externo. El monto total hasta el momento alcanza a $us 2.000 millones y anunció que las amortizaciones de esas colocaciones comenzarán desde 2022, 2023 y 2027, respectivamente. El economista, Armando Méndez, al respecto señala que hasta el 2014 la emisión de bonos se había dado en un contexto de superávit fiscal y de bonanza económica; pero en una demanda fuerte del gasto público. En cambio, desde el 2014 hasta hoy, con la caída de las materias primas y la caída de los ingresos, mermó la capacidad del Gobierno de sostener el gasto y por ello acude a los bonos soberanos. "Hace rato el Gobierno asienta su administración en la dinámica del gasto público que mueve la demanda interna. En ese ámbito el Gobierno, en procura de mantener ese gasto público, está financiando en buena parte con deuda externa, además colocando bonos", explicó. La necesidad de hacerlo.
Tanto Molina y Méndez señalan que lo recomendable, para no acudir a los bonos, es bajar el gasto público y frenar el endeudamiento externo. "El cuestionante es que en el mercado internacional, el dólar está fortaleciéndose, está haciendo más atractiva su moneda. Eso tiene un efecto para países como el nuestro, la tasa de interés resultará siendo muy elevada", finalizó Molina. Punto de vista 'Estos bonos engrosan la deuda externa del país' Roberto Laserna Analista económico "La emisión de bonos soberanos, es una manera de financiar el gasto con deuda. Al menos eso es lo que han hecho con la última emisión (marzo de 2017), aunque después han justificado que se han invertido en salud, educación, infraestructura, entre otros. La verdad son mecanismos de obtener recursos de libre disponibilidad y sin ningún tipo de condicionamientos, supervisión y menos vigilancia. Es una manera de financiar el gasto público con deuda. Absolutamente, esto engrosa la deuda externa que en este momento está creciendo y las exportaciones bajando.
En una ruta contrapuesta, en direcciones contrarias. Lo cual es arriesgado para el país en el futuro. Ya tenemos dos trenes que van en sentido contrario. En algún momento puede entrar en colisión. Si el aumento de la deuda externa permitiera incrementar la capacidad productiva, por lo tanto, fortalecer el pago de la deuda, no habría problema. Serían dos trenes en la misma dirección. Pero el caso no es eso, estamos en direcciones contrarias. Eso es preocupante. El destino de esos recursos no es tanto el problema, sino la eficiencia del uso de esos recursos". 'No se tiene indicadores de eficiencia del gasto' José Alberti Expresidente del colegio de economistas de Santa Cruz "Si bien es cierto que la emisión de bonos en los mercados financieros representa un instrumento válido para la diversificación y el apalancamiento ante problemas de liquidez. Sin embargo, hay algunas alternativas.
Políticas públicas: La discrecionalidad del gasto público durante la década de bonanza se reflejó en sus niveles y asignaciones. No se implementaron reglas fiscales para mantener un buen desempeño en el largo plazo e institucionalizar el manejo fiscal en general, liberándolo de interferencias exógenas, sean estas de orden político o económico. También, no se observaron avances para construir indicadores de eficiencia y transparencia del gasto público tanto a nivel agregado como a nivel del gasto social, el principio económico debería ser gastar mejor en vez de gastar más. Financieras: Organismos financieros internacionales ofrecen tasas de interés más ventajosas, años de gracia y plazos mayores, además del acompañamiento antes, durante y después de la ejecución de programas y proyectos. Al mismo tiempo, existe un mercado financiero nacional, directo e indirecto, que cuenta con la suficiente liquidez para otorgar financiamiento en condiciones competitivas
. Los crecientes déficits gemelos serán financiados en parte por la emisión de mayor deuda soberana. Por lo tanto, entre los desafíos de la política pública está la generación imperativa de nuevas fuentes de crecimiento económico e ingresos. La promoción de las exportaciones y la inversión privada son alternativas potentes para generar ingresos y empleos sostenibles, y no dejar al país con la mayor deuda de su historia tal como está ocurriendo. El PGE define el marco que implica colocar bonos Aspectos. Según el presupuesto programado de inversión estatal para la gestión 2018, incluyendo a las empresas con participación mayoritaria del Estado, alcanza un total de $us 7.285 millones, de los cuales la inversión pública registrada en el PGE asciende a 6.210 millones de dólares. Los 6.210 millones de dólares para inversión pública significan un aumento del 0,34% respecto a lo programado en 2017, de $us 6.100 millones.
Deuda externa. Asimismo, el proyecto del PGE eleva la deuda externa del 24% actual al 30% del total del Producto Interno Bruto (PIB), y además de dar toda la facultad al Estado para volver a emitir bonos soberanos por $us 1.000 millones. Según datos del Banco Central de Bolivia (BCB), al 31 de octubre de 2017, la deuda externa pública de mediano y largo plazo alcanza los 8.906 millones de dólares, lo que representa el 24,2% del PIB, “muy por debajo del límite internacional de 50%” definido por la Comunidad Andina de Naciones (CAN). Contexto. Según el economista Germán Molina, conforme al PGE 2018, el total de ingresos aumentan mucho menos que el total de gastos, porque se mantiene la política expansiva del gasto a pesar de no contar con un espacio fiscal que se disponía anteriormente, además que se financian gastos recurrentes e inflexibles a la baja, programas sociales y transferencias condicionadas y no condicionadas. El problema central, dice Molina, es el financiamiento del gasto público que se recomienda sea con ingresos genuinos, es decir los impuestos y si no cubren recurrir a los inversionistas privados otorgando un clima favorable, otra medida es reducir gastos corrientes como son: pasajes, viáticos, publicidad, remodelaciones, compras suntuarias. 'La deuda si es manejable es beneficiosa, puesto que se inyecta capitales para dinamizar la economía. En este caso, donde los ingresos caen y sostener el gasto con deuda, es arriesgado'.
Bajo el argumento de “financiar proyectos de inversión pública”, el acudir por cuarta vez a la emisión de “bonos soberanos” por $us 1.000 millones bajo una tasa de interés anual de 4,5%, tal como refleja el Presupuesto General del Estado (PGE) 2018, aprobado el pasado año en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), es vista como poco razonable. Sostienen que implica sumar más endeudamiento con el solo argumento de atenuar en algo la desaceleración económica y el crecimiento del déficit fiscal, que entre el 2016 y 2017 registró un promedio de 6,62%.
En cambio, para este 2018 se prevé un elevado déficit de 8,32%. Los especialistas en el tema, no dudan en citar que el gobierno de Evo Morales no cuenta con recursos para sostener la demanda interna vía inversión del gasto público. Por lo tanto no halla otra opción que acudir a la emisión de bonos en el mercado internacional para captar fondos que permitan afianzar la inversión pública, impedir el déficit fiscal y en el peor de los casos: evitar que el país caiga en inflación a mediano plazo. "Es síntesis, acudir a la emisión de bonos, es financiar gastos, debido a que los ingresos públicos no son suficientes por elevados gastos que se tiene en términos de inversión pública", explicó Germán Molina, economista. Por el contrario, para el economista Jimmy Osorio, la emisión de bonos de manera recurrente explica no solo la falta de ingresos que se mermaron por la caída de los precios internacionales de las materias primas, cuyo desenlace fue en picada entre el 2015 y 2016, sino también la debilidad de la demanda interna. "Eso explica que no es suficiente la demanda interna y por esa razón se tiene que acudir a bonos para cubrir el déficit con mayor endeudamiento", apuntó. Panorama de los bonos. El ingreso de Bolivia a los mercados mundiales de capital se inició el 22 de octubre 2012, luego continuó el 2013, con $us 500 millones por cada gestión.
Después, el 2015, el gobierno propuso vía una ley financial emitir bonos con un techo de $us 1.000 millones. Este hecho no se llevó a cabo, debido a que al final el Gobierno vio conveniente de no hacer uso. Con un intervalo de casi dos gestiones, la última emisión se hizo el 13 de marzo de 2017 en el mercado externo por $us 1.000 millones de dólares, a un plazo de 10 años y una tasa de interés de 4,5% anual. José Alberti, economista y expresidente del Colegio de Economistas de Santa Cruz, argumenta que con la anunciada emisión de bonos para este año, la deuda soberana acumulada llegaría a $us 3.000 millones. En ese sentido, la deuda externa pública de mediano y largo superaría los 10.000 millones de dólares, adyacente al 30% del Producto Interno Bruto (PIB) del país. "A pesar que los indicadores de sostenibilidad de la deuda externa pública todavía se encuentran dentro de parámetros internacionales razonables, no obstante, preocupa la velocidad con la que crece, presionando cada vez más las cuentas fiscales. Igualmente, no está claro el destino que se le dará a este enorme compromiso monetario con agentes externos de Wall Street", precisó. Desde el Gobierno. En un contacto reciente con los periodistas en La Paz, el viceministro de Tesoro y Crédito Público, Sergio Cusicanqui, informó que los recursos captados por esa operación fueron destinados a la construcción de hospitales de tercer y cuarto nivel en varias regiones del país; mientras el dinero de las emisiones de los años 2012 y 2013 se destinaron a infraestructura caminera.
Cusicanqui recordó que en 2012, 2013 y 2017 Bolivia emitió bonos soberanos para desarrollar proyectos estratégicos y se posicionó en el mercado internacional con la finalidad de diversificar su financiamiento externo. El monto total hasta el momento alcanza a $us 2.000 millones y anunció que las amortizaciones de esas colocaciones comenzarán desde 2022, 2023 y 2027, respectivamente. El economista, Armando Méndez, al respecto señala que hasta el 2014 la emisión de bonos se había dado en un contexto de superávit fiscal y de bonanza económica; pero en una demanda fuerte del gasto público. En cambio, desde el 2014 hasta hoy, con la caída de las materias primas y la caída de los ingresos, mermó la capacidad del Gobierno de sostener el gasto y por ello acude a los bonos soberanos. "Hace rato el Gobierno asienta su administración en la dinámica del gasto público que mueve la demanda interna. En ese ámbito el Gobierno, en procura de mantener ese gasto público, está financiando en buena parte con deuda externa, además colocando bonos", explicó. La necesidad de hacerlo.
Tanto Molina y Méndez señalan que lo recomendable, para no acudir a los bonos, es bajar el gasto público y frenar el endeudamiento externo. "El cuestionante es que en el mercado internacional, el dólar está fortaleciéndose, está haciendo más atractiva su moneda. Eso tiene un efecto para países como el nuestro, la tasa de interés resultará siendo muy elevada", finalizó Molina. Punto de vista 'Estos bonos engrosan la deuda externa del país' Roberto Laserna Analista económico "La emisión de bonos soberanos, es una manera de financiar el gasto con deuda. Al menos eso es lo que han hecho con la última emisión (marzo de 2017), aunque después han justificado que se han invertido en salud, educación, infraestructura, entre otros. La verdad son mecanismos de obtener recursos de libre disponibilidad y sin ningún tipo de condicionamientos, supervisión y menos vigilancia. Es una manera de financiar el gasto público con deuda. Absolutamente, esto engrosa la deuda externa que en este momento está creciendo y las exportaciones bajando.
En una ruta contrapuesta, en direcciones contrarias. Lo cual es arriesgado para el país en el futuro. Ya tenemos dos trenes que van en sentido contrario. En algún momento puede entrar en colisión. Si el aumento de la deuda externa permitiera incrementar la capacidad productiva, por lo tanto, fortalecer el pago de la deuda, no habría problema. Serían dos trenes en la misma dirección. Pero el caso no es eso, estamos en direcciones contrarias. Eso es preocupante. El destino de esos recursos no es tanto el problema, sino la eficiencia del uso de esos recursos". 'No se tiene indicadores de eficiencia del gasto' José Alberti Expresidente del colegio de economistas de Santa Cruz "Si bien es cierto que la emisión de bonos en los mercados financieros representa un instrumento válido para la diversificación y el apalancamiento ante problemas de liquidez. Sin embargo, hay algunas alternativas.
Políticas públicas: La discrecionalidad del gasto público durante la década de bonanza se reflejó en sus niveles y asignaciones. No se implementaron reglas fiscales para mantener un buen desempeño en el largo plazo e institucionalizar el manejo fiscal en general, liberándolo de interferencias exógenas, sean estas de orden político o económico. También, no se observaron avances para construir indicadores de eficiencia y transparencia del gasto público tanto a nivel agregado como a nivel del gasto social, el principio económico debería ser gastar mejor en vez de gastar más. Financieras: Organismos financieros internacionales ofrecen tasas de interés más ventajosas, años de gracia y plazos mayores, además del acompañamiento antes, durante y después de la ejecución de programas y proyectos. Al mismo tiempo, existe un mercado financiero nacional, directo e indirecto, que cuenta con la suficiente liquidez para otorgar financiamiento en condiciones competitivas
. Los crecientes déficits gemelos serán financiados en parte por la emisión de mayor deuda soberana. Por lo tanto, entre los desafíos de la política pública está la generación imperativa de nuevas fuentes de crecimiento económico e ingresos. La promoción de las exportaciones y la inversión privada son alternativas potentes para generar ingresos y empleos sostenibles, y no dejar al país con la mayor deuda de su historia tal como está ocurriendo. El PGE define el marco que implica colocar bonos Aspectos. Según el presupuesto programado de inversión estatal para la gestión 2018, incluyendo a las empresas con participación mayoritaria del Estado, alcanza un total de $us 7.285 millones, de los cuales la inversión pública registrada en el PGE asciende a 6.210 millones de dólares. Los 6.210 millones de dólares para inversión pública significan un aumento del 0,34% respecto a lo programado en 2017, de $us 6.100 millones.
Deuda externa. Asimismo, el proyecto del PGE eleva la deuda externa del 24% actual al 30% del total del Producto Interno Bruto (PIB), y además de dar toda la facultad al Estado para volver a emitir bonos soberanos por $us 1.000 millones. Según datos del Banco Central de Bolivia (BCB), al 31 de octubre de 2017, la deuda externa pública de mediano y largo plazo alcanza los 8.906 millones de dólares, lo que representa el 24,2% del PIB, “muy por debajo del límite internacional de 50%” definido por la Comunidad Andina de Naciones (CAN). Contexto. Según el economista Germán Molina, conforme al PGE 2018, el total de ingresos aumentan mucho menos que el total de gastos, porque se mantiene la política expansiva del gasto a pesar de no contar con un espacio fiscal que se disponía anteriormente, además que se financian gastos recurrentes e inflexibles a la baja, programas sociales y transferencias condicionadas y no condicionadas. El problema central, dice Molina, es el financiamiento del gasto público que se recomienda sea con ingresos genuinos, es decir los impuestos y si no cubren recurrir a los inversionistas privados otorgando un clima favorable, otra medida es reducir gastos corrientes como son: pasajes, viáticos, publicidad, remodelaciones, compras suntuarias. 'La deuda si es manejable es beneficiosa, puesto que se inyecta capitales para dinamizar la economía. En este caso, donde los ingresos caen y sostener el gasto con deuda, es arriesgado'.