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Perú tira del pico y la pala para resanar su economía. El país sudamericano busca en la edificación de viviendas e infraestructuras un motor que anime su PIB, que durante la década pasada logró altas tasas de crecimiento (cercanas al 6% anual) y que se ha desvanecido ante la menor demanda de metales por parte de China y la caída en el precio de las materias primas. Tras dos años consecutivos de números negativos, consecuencia de los retrasos en la ejecución de obras, una contracción del gasto público y una disminución del consumo interno, el sector de la construcción ha empezado a ver la luz al final del túnel. Al cierre de 2017, la construcción remontará un 3,5%, de acuerdo con las expectativas del Gobierno, y en 2018 se espera un alza del 8,9%. Sin embargo, aún no se puede celebrar nada.
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Perú tira del pico y la pala para resanar su economía. El país sudamericano busca en la edificación de viviendas e infraestructuras un motor que anime su PIB, que durante la década pasada logró altas tasas de crecimiento (cercanas al 6% anual) y que se ha desvanecido ante la menor demanda de metales por parte de China y la caída en el precio de las materias primas. Tras dos años consecutivos de números negativos, consecuencia de los retrasos en la ejecución de obras, una contracción del gasto público y una disminución del consumo interno, el sector de la construcción ha empezado a ver la luz al final del túnel. Al cierre de 2017, la construcción remontará un 3,5%, de acuerdo con las expectativas del Gobierno, y en 2018 se espera un alza del 8,9%. Sin embargo, aún no se puede celebrar nada.
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