El inminente retiro de estímulos monetarios que realizarán los bancos centrales más importantes del mundo generará un escenario retador a los inversionistas.
EL COMERCIO

Después de un decenio de inundar las economías de dinero, el año próximo los bancos centrales más importantes finalmente comenzarán a cerrar el grifo. Desde la crisis financiera, han mantenido las tasas de interés cercanas a cero y algunos compraron billones de dólares en bonos públicos y corporativos. La idea era que las tasas de interés bajas estimularían el gasto de las empresas y los consumidores. Los expertos no se ponen de acuerdo respecto de lo efectivo que fue el estímulo para impulsar un crecimiento económico amplio, pero hay dos conclusiones que prácticamente no generan discusión: el diluvio de efectivo evitó un quebranto financiero global y ayudó a propulsar las acciones y los bonos hasta niveles récord. Ahora, los responsables de formular las políticas consideran que sus economías están lo bastante fuertes como para prosperar con menos estímulo.

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