FUENTE: LOS TIEMPOS
El billete más grande en circulación es de 100 bolívares, que equivale a dos centavos de dólar en el mercado negro, forzando a los clientes a cargar bolsas de dinero. "Pongo los billetes en la balanza para pesar queso y multiplico el peso por el valor de los billetes, de lo contrario es horrible, perdería todo el día contando billetes", dijo. Haciendo eco de la Alemania de Weimar, los tenderos venezolanos pesan billetes en lugar de contarlos. A diferencia de los tipos de cambio fijos oficiales, la moneda local se hundió en el mercado negro, perdiendo un impresionante 62 por ciento de su valor en noviembre. Con la esperanza de que el reciente acuerdo OPEP impulse las menguantes arcas de Venezuela, el ministro de Comercio, Jesús Faría, dijo que "en medio de tanta turbulencia" el Gobierno revelaría medidas para estabilizar la moneda. En medio de un colapso en el mercado paralelo y paralizado por una inflación de tres dígitos, el banco central dijo que circularían billetes de 500, 1.000, 2.000, 5.000, 10.000 y 20.000 bolívares, desde esta semana.
La gente está esperanzada en cambiar sus bolsas de dinero en efectivo por carteras para evitar ser blanco en medio de un contexto de crimen desenfrenado. Carlos Miguel Álvarez, economista de Ecoanalítica, con sede en Caracas, considera que la medida es miope. "Los nuevos billetes pueden facilitar transacciones, pero, a menos de que se corrijan las distorsiones económicas inflacionarias, no serán alivio por mucho tiempo". Entre estas distorsiones, los economistas enumeran la moneda y los controles de precios, los bajos precios del petróleo, la mala gestión y una imprenta implacable. El banco central venezolano no ha divulgado los datos de inflación en el último año, pero Álvarez calculó que superaría el 511 por ciento este año.
El FMI pone la inflación de 2016 en 476 por ciento. El líder socialista Hugo Chávez impuso controles monetarios en 2003 para detener la fuga de capitales, tras la recomendación de su aliado cubano, el recientemente fallecido Fidel Castro, según un exmiembro del Gobierno. Actualmente, gestionado por Nicolás Maduro, el país rico en petróleo tiene dos tipos de cambio legales, utilizados principalmente para importaciones prioritarias. El "bolívar fuerte" se debilitó más allá de los pronósticos de los economistas, a medida que las esperanzas de un cambio de régimen se marchitan y una creciente oferta monetaria persigue un suministro cada vez menor de dólares estadounidenses.
"El tipo de cambio paralelo refleja la total pérdida de confianza en el Gobierno de Maduro", escribió el economista independiente Orlando Ochoa. Ahora los precios en las tiendas pueden cambiar diariamente. Algunos observadores comparan la emisión de billetes venezolanos más grandes con la decisión de Zimbabwe de imprimir una nueva moneda para hacer frente al colapso de la confianza en su sistema financiero.
Es casi imposible para los consumidores hallar dinero en efectivo. Se forman largas colas en los cajeros automáticos, mientras la gente va de máquina en máquina para retirar todo lo disponible, molestando aún más a aquellos que ya luchan con escasez. "Tengo que ir a cinco, seis, a veces siete cajeros para poder comprar algo, lo que quede en el mercado", sostiene Ayaric Ramos, un ama de casa en Caracas. Para empeorar las cosas, la semana pasada el sistema de pago con tarjeta de crédito y débito se congeló. El asediado Presidente socialista culpó del problema a un "ataque cibernético" y ordenó una incursión en las oficinas de Credicard, que procesa los pagos de Visa y MasterCard. Entre el clamor de la oposición por su destitución, Maduro agregó que "la derecha quiere imponer un tipo de cambio paralelo en Venezuela para llevar al dólar a un nivel desastrosamente loco", alegando que Venezuela sufre un "golpe de Estado monetario". Maduro señaló a DolarToday, una página web que sigue los tipos de cambio y que ha sido prohibida en Venezuela.
Está dirigida por Gustavo Díaz, un empleado de Home Depot en Alabama y coronel retirado que intentó derrocar a Chávez en 2002. "En este país, nadie puede fijar precios basados en DolarToday. No voy a permitirlo", dijo Maduro. Pero los analistas advierten que la inflación está para quedarse. "La confianza seguirá siendo un desafío clave en un contexto en el que el Gobierno no está dispuesto a someterse a los cambios de política económica más fundamentales y hay probabilidades limitadas de un cambio de régimen", escribió Eurasia Group en una nota. "Esto, a su vez, sugiere que incluso si la tasa paralela llegara a estabilizarse, la economía seguirá sufriendo una inflación crónicamente alta".
El billete más grande en circulación es de 100 bolívares, que equivale a dos centavos de dólar en el mercado negro, forzando a los clientes a cargar bolsas de dinero. "Pongo los billetes en la balanza para pesar queso y multiplico el peso por el valor de los billetes, de lo contrario es horrible, perdería todo el día contando billetes", dijo. Haciendo eco de la Alemania de Weimar, los tenderos venezolanos pesan billetes en lugar de contarlos. A diferencia de los tipos de cambio fijos oficiales, la moneda local se hundió en el mercado negro, perdiendo un impresionante 62 por ciento de su valor en noviembre. Con la esperanza de que el reciente acuerdo OPEP impulse las menguantes arcas de Venezuela, el ministro de Comercio, Jesús Faría, dijo que "en medio de tanta turbulencia" el Gobierno revelaría medidas para estabilizar la moneda. En medio de un colapso en el mercado paralelo y paralizado por una inflación de tres dígitos, el banco central dijo que circularían billetes de 500, 1.000, 2.000, 5.000, 10.000 y 20.000 bolívares, desde esta semana.
La gente está esperanzada en cambiar sus bolsas de dinero en efectivo por carteras para evitar ser blanco en medio de un contexto de crimen desenfrenado. Carlos Miguel Álvarez, economista de Ecoanalítica, con sede en Caracas, considera que la medida es miope. "Los nuevos billetes pueden facilitar transacciones, pero, a menos de que se corrijan las distorsiones económicas inflacionarias, no serán alivio por mucho tiempo". Entre estas distorsiones, los economistas enumeran la moneda y los controles de precios, los bajos precios del petróleo, la mala gestión y una imprenta implacable. El banco central venezolano no ha divulgado los datos de inflación en el último año, pero Álvarez calculó que superaría el 511 por ciento este año.
El FMI pone la inflación de 2016 en 476 por ciento. El líder socialista Hugo Chávez impuso controles monetarios en 2003 para detener la fuga de capitales, tras la recomendación de su aliado cubano, el recientemente fallecido Fidel Castro, según un exmiembro del Gobierno. Actualmente, gestionado por Nicolás Maduro, el país rico en petróleo tiene dos tipos de cambio legales, utilizados principalmente para importaciones prioritarias. El "bolívar fuerte" se debilitó más allá de los pronósticos de los economistas, a medida que las esperanzas de un cambio de régimen se marchitan y una creciente oferta monetaria persigue un suministro cada vez menor de dólares estadounidenses.
"El tipo de cambio paralelo refleja la total pérdida de confianza en el Gobierno de Maduro", escribió el economista independiente Orlando Ochoa. Ahora los precios en las tiendas pueden cambiar diariamente. Algunos observadores comparan la emisión de billetes venezolanos más grandes con la decisión de Zimbabwe de imprimir una nueva moneda para hacer frente al colapso de la confianza en su sistema financiero.
Es casi imposible para los consumidores hallar dinero en efectivo. Se forman largas colas en los cajeros automáticos, mientras la gente va de máquina en máquina para retirar todo lo disponible, molestando aún más a aquellos que ya luchan con escasez. "Tengo que ir a cinco, seis, a veces siete cajeros para poder comprar algo, lo que quede en el mercado", sostiene Ayaric Ramos, un ama de casa en Caracas. Para empeorar las cosas, la semana pasada el sistema de pago con tarjeta de crédito y débito se congeló. El asediado Presidente socialista culpó del problema a un "ataque cibernético" y ordenó una incursión en las oficinas de Credicard, que procesa los pagos de Visa y MasterCard. Entre el clamor de la oposición por su destitución, Maduro agregó que "la derecha quiere imponer un tipo de cambio paralelo en Venezuela para llevar al dólar a un nivel desastrosamente loco", alegando que Venezuela sufre un "golpe de Estado monetario". Maduro señaló a DolarToday, una página web que sigue los tipos de cambio y que ha sido prohibida en Venezuela.
Está dirigida por Gustavo Díaz, un empleado de Home Depot en Alabama y coronel retirado que intentó derrocar a Chávez en 2002. "En este país, nadie puede fijar precios basados en DolarToday. No voy a permitirlo", dijo Maduro. Pero los analistas advierten que la inflación está para quedarse. "La confianza seguirá siendo un desafío clave en un contexto en el que el Gobierno no está dispuesto a someterse a los cambios de política económica más fundamentales y hay probabilidades limitadas de un cambio de régimen", escribió Eurasia Group en una nota. "Esto, a su vez, sugiere que incluso si la tasa paralela llegara a estabilizarse, la economía seguirá sufriendo una inflación crónicamente alta".