Por sorpresa, como ya tiene acostumbrado al mundo, Donald Trump ordenó la pasada madrugada -sin la aprobación previa del Congreso de Estados Unidos- el ataque a las bases nucleares iraníes de Fordow, Natanz e Isfahán. El bombardeo, que supone un punto de inflexión en el conflicto en Oriente Medio, ha vuelto a poner el foco en el petróleo.