El dióxido de carbono (CO2), es un gas vital para la vida en la Tierra, pero en las últimas décadas se ha convertido en el peor enemigo del planeta al convertirse en el principal contribuyente del “efecto invernadero”.

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En ese sentido, el sector energético confronta una serie de retos cada vez mayores. Los países se han comprometido a reducir las emisiones de gases con efecto invernadero (GEI) en el marco del acuerdo sobre el cambio climático 2015 (COP 21), incluyendo un nuevo enfoque en la descarbonización del sector energético. Para ello, la Unión Internacional del Gas (IGU, por sus siglas en inglés) desde hace algunos años viene promoviendo el uso del gas natural como el combustible fósil que mejor se complementa con las energías renovables. Según Francisco Sucre, coordinador regional de la Práctica Global de Energía y Extractivos del Banco Mundial, el gas natural como combustible fósil tiene menor contenido de azufre y, por lo tanto, genera menores emisiones de dióxido de azufre. “El gas natural también reduce las emisiones de óxido de nitrógeno, el cual es un importante factor en la generación de smog sobre todo en las ciudades, lo cual tiene consecuencias sobre la salud, de las personas”, dijo Sucre durante el último Congreso Bolivia Gas & Energía que se realizó en Santa Cruz....Siga leyendo>