El desvío de intercambios convierte al país norteamericano en el segundo máximo beneficiado de la trifulca entre las dos potencias globales, solo por detrás de Taiwán.
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A largo plazo ningún país sale reforzado de una guerra comercial tan global y de tamaña envergadura como la que libran las dos mayores potencias mundiales, Estados Unidos y China. Pero, como apuntó el siempre brillante John Maynard Keynes en un ya lejano 1923, en el largo plazo todos estaremos muertos.

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