La deuda pública externa del país creció en 386 % de 2008 a 2017, según datos del Ministerio de Economía y Finanzas.

EL MUNDO

El monto de la deuda pasó de 2.443 millones de dólares en 2008 a 9.428 millones en 2017.

Pese a este incremento, la deuda externa siguió una trayectoria sostenible “gracias a la implementación del Modelo Económico Social Comunitario Productivo, que reorientó el nuevo financiamiento externo hacia proyectos de inversión e infraestructura productiva, para obtener un retorno económico y social positivo y estimular el crecimiento económico”, señala un comunicado del ministerio.

Al mes de marzo de 2018, la deuda externa alcanzó los 9.557 millones de dólares, monto que representó el 23,1 % del Producto Interno Bruto (PIB), por debajo de los límites fijados por organismos internacionales como la Comunidad Andina de Naciones (CAN) que establece un 50 por ciento.

En la gestión 2018, los nuevos desembolsos recibidos fueron destinados a diferentes proyectos como la construcción de la carretera Rurrenabaque-Riberalta, el programa de infraestructura vial, el programa de rehabilitación de la autopista La Paz-El Alto, el programa de infraestructura aeroportuaria-etapa I, el programa de mejoramiento del acceso a servicios hospitalarios, el programa Mi Riego, el programa de agua, saneamiento y drenaje; y el proyecto de acceso a energía eléctrica y energía renovable, entre los más representativos.

Distribución de la deuda externa

La distribución de la deuda externa según acreedor muestra que en 2005 el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) juntos sumaban una representación del 38,7 por ciento del total, seguido del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con 32,8 por ciento y el Banco de Desarrollo de América Latina-CAF con el 17,6 por ciento, entre los más representativos.

La deuda externa estaba concentrada principalmente con acreedores multilaterales que alcanzaban al 91,5 por ciento del saldo adeudado. Desde 2006, con la nueva política de endeudamiento aplicada por el Gobierno, las fuentes de financiamiento se diversificaron, y a marzo de 2018 la estructura se compone de la siguiente forma: El BID con el 27,4 por ciento, en segundo lugar la CAF con 24,5 por ciento, en tercer lugar los inversionistas de Bonos Soberanos con el 20,9 por ciento, en cuarto lugar el Banco Mundial con el 8,8 por ciento, seguido de la República Popular China con una participación del 8,0 por ciento, y otros acreedores con el 10,3 por ciento del total.

 

BID califica de “razonable” deuda de Bolivia y recomienda diversificar la economía

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a través de su representante en Bolivia, Alejandro Melandri, calificó de “razonable” la deuda externa de Bolivia que oscila por el 23 % del Producto Interno Bruto (PIB) y recomendó apostar por la diversificación de la economía.

“El porcentaje de deuda no está en niveles de preocupación, si analizan la estructura de la deuda el conjunto de deuda multilateral con tasas bajas para la inversión en infraestructura me parece que en líneas generales la estructuración de la deuda es razonable, consistente con el tipo de inversión a la que se aplica”, señaló.

Melandri, quien asistió a la inauguración del foro “Economía Naranja” en la Cámara Nacional de Comercio (CNC), destacó que la deuda de Bolivia va destinada a proyectos de inversión de carreteras, hospitales, líneas de alta tensión, generación de energía eléctrica y fomento de empleo.

“Es una deuda que tienen un retorno económico cierto pero de largo plazo, y este endeudamiento es consistente con este tipo de inversión, endeudamiento de baja tasa (de interés) y largo plazo, no pondría atención a esa estructuración de deuda”, señaló durante una conferencia conjunta ofrecida con el presidente de la CNC, Marco Antonio Salinas.

Al 31 de marzo de 2018, la deuda externa pública de mediano y largo plazo alcanzó a $us 9.557,3 millones, y en porcentaje del PIB representó el 23,1 %, muy por debajo del límite internacional de 50 % definido por la Comunidad Andina (CAN), según el Banco Central de Bolivia.

Sin embargo, el representante del BID, Alejandro Melandri, recomendó que Bolivia, fuerte exportador de materias primas, diversifique, y que en ese marco, la “economía naranja” es una alternativa.

“Es muy saludable que los sectores activos de la sociedad busquen estos nuevos espacios, el análisis de la economía naranja es un ejemplo, la búsqueda de iniciativas de innovación de diversificar y fomentar la fuerza de la sociedad y canalizar en otras áreas, se enlaza en un contexto donde hay que buscar más diversificación”, dijo.

Por su parte, Salinas dijo que en 12 años de Gobierno no se pudo cambiar la matriz productiva y urge diversificar la base productiva para generar mayor empleo y depender menos de los recursos del gas y la minería.

El foro “Economía Naranja” es una iniciativa de la CNC que se enmarca en la estrategia de impulsar el desarrollo de sectores competitivos en Bolivia, con un alto valor agregado y potencial exportador, especialmente de las industrias creativas y culturales.