La Agencia de la Energía de EEUU (EIA por sus siglas en inglés) anunció que el país había producido 10,038 millones de barriles de crudo al día en noviembre (gracias al crecimiento del petróleo de esquisto o shale oil), la cifra más alta en cuatro décadas. Este notable dato ha llegado antes de lo previsto por la OPEP y por la propia EIA, pero su efecto en los precios del crudo no ha sido importante.
Fuente: El Economista‎‎‎‎‎
  
El barril de tipo de Brent sigue coqueteando con los 70 dólares, mientras que el West Texas se mueve por encima de los 65 dólares. La creciente demanda de oro negro y la agonía del sector petrolero en Venezuela están manteniendo los precios a flote y ayudando a la OPEP a cumplir con sus expectativas.
 
Debería ser un problema, pero no lo es
 
Como destacan los analistas del banco alemán Commerzbank, que EEUU haya superado tan rápido la barrera de los 10 millones de barriles al día "debería ser un problema para la OPEP: la intensa subida de la producción causará que el bombeo de crudo externo al cártel aumente más rápido que la demanda global".
 
Sin embargo, los futuros de petróleo se mantienen estables y los países que lideran la producción en la OPEP no parecen muy preocupados al ver que el bombeo en EEUU toque máximos desde 1970. La difícil situación económica que atraviesa Venezuela está hundiendo la industria petrolera del país y con ella la producción de crudo, compensando de forma holgada el crecimiento en EEUU.
 
Los analistas de ING señalan en el último informe sobre previsiones del mercado petrolero que "Venezuela ha sido la estrella de los recortes. Como parte del acuerdo, el país se comprometió a recortar la producción en 95.000 barriles al día hasta los 1,97 millones de barriles diarios. Sin embargo, en 2017 la media de producción ha sido de 1,93 millones diarios".
 
Venezuela ha recortado más de lo acordado porque no tiene capacidad para producir más crudo. En diciembre el bombeo cayó hasta los 1,75 millones de barriles diarios, según datos de ING, mientras que en enero la producción ha sido de 1,6 millones de barriles, un recorte real de 467.000 barriles por día que ha sido cinco veces superior a su compromiso. Este fuerte recorte ha sido involuntario, pero podría prolongarse o incluso incrementarse, permitiendo que el precio del crudo suba a medida que los inventarios siguen disminuyendo a nivel mundial.
 
Un cumplimiento involuntario
 
"Esta reducción del bombeo en Venezuela explica por qué la OPEP no sólo ha cumplido con los recortes sino que los ha presentado un 'sobrecumplimiento' del 138% en enero", destacan desde Commerzbank. Bajo este contexto, los analistas de Goldman Sachs creen que el crudo puede llegar hasta los 80 dólares por barril.
 
Los expertos de ING recalcan que Venezuela no ha tenido otra opción: "Es el reflejo de la lenta muerte que se está viendo en la industria del país. Los bajos niveles de inversión, la falta de maquinaria adecuada, la escasez de personal cualificado y los bajos precios del crudo en los últimos años han sido un desastre para el país".
 
Aunque los precios del crudo se han recuperado en los últimos meses, es poco probable que se produzcan cambios en la producción de Venezuela debido "al escaso movimiento político y económico".
 
Venezuela es uno de los países que presenta un mayor 'breakeven externo' en la producción de petróleo. Este concepto determina el precio que tiene que alcanzar el crudo para que un país logre cierto equilibrio en su cuenta corriente y tenga reservas de divisas suficientes para realizar las importaciones que se demanden. Para lograr esta situación, Venezuela necesita que el barril de oro negro ronde los 100 dólares.
 
Aunque los directivos de Petróleos de Venezuela hayan anunciado que en 2018 la producción va a rondar los 2,4 millones de barriles diarios, "desafortunadamente, nosotros creemos que el país continuará viendo como baja su producción este año". Estas carencias y penurias en Venezuela suponen las alegrías de otros miembros de la OPEP, "que cubrirán con su petróleo cualquier déficit que deje Venezuela en el futuro".
 
La debacle petrolera y económica de Venezuela ha dejado en un segundo plano el hito estadounidense, puesto que su influencia por ahora ha sido escasa. Según la EIA, la producción de líquidos (tanto condensados como petróleo crudo) procedente de shale o pizarra supone un 51% del total de la producción, mientras que hace una década este porcentaje sólo era del 7% en EEUU. El shale ya supone la mayoría de la producción de crudo en EEUU y se prevé que siga ganando cuota en los próximos años.