Al menos siete rubros de alimentos en el país registran excedentes y podrían exportarse, pero están limitadas por políticas gubernamentales de abastecimiento al consumo interno y por temas sanitarios.
FUENTE: LA PRENSA

La carne de pollo, de cerdo y de res, junto a otros alimentos como el azúcar, la soya, el maíz y el sorgo son los rubros que actualmente podrían exportarse por su elevada producción e incluso constituirse, a la larga, en productos que suplan al petróleo y el gas, cuyas reservas son cada vez menores. O al menos ésa es la posición de empresarios agropecuarios. En una visita realizada por este medio a sectores productivos del oriente organizado por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), el secretario de Desarrollo Productivo de la Gobernación de Santa Cruz, Luis Alpire, advirtió que Bolivia ya no puede depender de recursos no renovables porque su volatilidad está sujeta a la coyuntura internacional.

“Debemos replantear la matriz productiva y aquí está el sector agropecuario”, planteó. Según los datos de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), la producción de soya para 2017 será de 3,3 millones de toneladas, pero el consumo interno sólo absorbe 672 mil, lo que deja un excedente de 2,6 millones.

Sin embargo, el Gobierno sólo autorizó la exportación de 403 mil toneladas. Por una situación similar atraviesa la industria azucarera. La producción estimada para este año es de 11 millones de quintales, pero el consumo interno es sólo de 9 millones, dejando un stock de un millón almacenado para emergencias. Queda un excedente de un millón para el mercado externo.

Según el presidente del ingenio azucarero Guabirá, Marcelo Aguilera, a este rubro se suman 53 millones de litros de alcohol estocados a la espera de autorización por parte del Gobierno para su exportación. Aunque en 2016 Bolivia gastó 16 millones de dólares por la importación de maíz, el Gobierno implementó para este año una política de incentivo con un precio referencial de 80 bolivianos el quintal. Ese panorama generó un excedente previsto de 150 mil toneladas de maíz que podrían ser exportadas. El presidente de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), Freddy Suárez, indicó que hasta esperar que el Gobierno establezca los cupos de exportación, los productores pierden clientes en el exterior. “Los clientes se cultivan con el tiempo. No es que los conseguimos de la noche a la mañana. Hay que trabajarlos, hay que cumplir protocolos que exigen las normas”, dijo. Según Rodríguez, una vez que esté garantizado el mercado interno, se tendría que poder exportar el grano y los derivados de soya, pollo, azúcar y alcohol.

“Ésa es la forma como el país puede crecer más. Un productor nunca va a insistir en un cultivo o en un bien industrial si es que no va a poder vender porque eso significaría perder”, explicó. Actualmente, existe una sobreproducción de 9.494 toneladas de pollo, 30 mil de carne de cerdo y 15 mil de res para la exportación. Según el presidente de la Federación Departamental de Porcinocultores, Germán Aguilar, el principal problema que atraviesan para vender su producto al mercado externo es de índole sanitario. Rodríguez recordó que ya en 1986 un consultor del Banco Mundial (BM) se preguntó, en una investigación, sobre el futuro de la economía nacional después de que se acabaran las reservas de materia prima como los minerales y el petróleo, advirtiendo que la solución estaba en la producción de alimentos. “Cada molécula de gas, cada gramo de mineral que se le extrae a la tierra y se vende, disminuye nuestro acervo, nuestro capital como país, a diferencia de que la producción y exportación de alimentos.

Si se la hace bien, cuidando la tierra, ésa es una forma de crecer indefinidamente”, insistió. Por su parte, el ministro de Desarrollo Productivo, Eugenio Rojas, sostuvo que Bolivia tiene una política "seria" de abastecimiento de alimentos al mercado interno y que una vez que los productores lo garantizan, el Gobierno libera ciertos cupos. El Ministro afirmó que, por tanto, por ahora, no es posible liberar las exportaciones en todos los rubros porque eso generaría inestabilidad en el mercado interno, lo que, a su vez, podría derivar en una crisis.

ANÁLISIS Gary Rodríguez, gerente del IBCE Santa Cruz es el principal productor de alimentos, abasteciendo con el 70 por ciento de lo que consume Bolivia, exportando casi mil millones de dólares por año. Eso contribuye para la economía del país, también para las Reservas Netas del Banco Nacional, generando un movimiento económico que ayuda a crecer el PIB (Producto Interno Bruto).

Todo en base a una inversión, visión y compromiso que va desde el pequeño hasta el gran productor, que ha significado para Bolivia prácticamente ser autosuficiente en casi todos los alimentos de los granos productivos, con excepción del trigo, como el mismo ministro de Desarrollo Productivo, Eugenio Rojas, reconocía. Éste es el capítulo pendiente que tenemos que resolver. Eso en base a esfuerzos de investigación, en base a mayores créditos, mejores políticas públicas, pero también a tecnología. Un tema que ha recurrido en todas las intervenciones que se tuvieron, principalmente por los pequeños productores, es el de las pérdidas que han tenido por el factor clima y también por las plagas.

El ataque de insectos, el exceso de hierbas, la falta de humedad por la sequía afecta todo aquello. Quienes estamos viviendo el drama del sector productivo no podemos hacer otra cosa que apoyar y demandar que la biotecnología sea posible de utilizar de la forma más amplia posible. El propio Estado debe ser el que investigue, regule y ojalá aporte, así como el Iniaf (Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal) desarrolla nuevas semillas, así como el CIAT (Centro de Investigación Agrícola Tropical) de la Gobernación también lo hace, ojalá que el día de mañana tengamos laboratorios y científicos en el sector privado, en el sector público para trabajar en esta área donde tanto han hecho Paraguay, Uruguay, Brasil y Argentina.