La cumbre, en la que debutan cuatro mandatarios, presionará al presidente de EE UU para que respete los acuerdos de París contra el cambio climático.
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Nadie oculta ya en Taormina que el G7 que arranca esta mañana es el más dividido y tenso de los últimos tiempos. Un desencuentro provocado principalmente por la idea del mundo que ha empezado a desplegar el presidente de EE UU, Donald Trump, que choca con muchos de los acuerdos alcanzados en los últimos años por las democracias más industrializadas. Esta mañana, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker han admitido ya enormes fricciones en temas como el comercio, el medioambiente y la relación con Rusia. Y en un tono de ensayada gravedad, han advertido de las consecuencias de no lograr una mayor unidad al término de la cumbre: "La situación en el mundo se nos puede ir de las manos".

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